Así fue la primera Madrid Clásica

El pasado sábado 22 de Junio nos juntamos en Más Que Parches para lanzar la primera Ruta de este evento pensado para bicicletas clásicas de carretera que queremos seguir organizando y que esperamos que crezca. Por el buen ambiente, por las ganas de pedalear, con su toque de aventura, por la épica del ciclismo clásico y por el amor a estas bicis, la Madrid Clásica cumplió con creces…

Tras el madrugón (imprescindible si no queríamos morir de calor) cruzo Madrid dirección a Más Que Parches. Sin confirmación previa nada más que de un par de amigos y de Mario (de Más Que Parches), no sabía exactamente cuanta gente aparecería. Para mi sorpresa, al llegar me encuentro con otros dos ciclistas, con sus bicis clásicas preparadas. ¡De hecho uno de ellos tenía una Orbea Orduña exactamente igual a la mía! Al final llegamos a juntarnos diez, 8 con bici clásica, 1 Colnago fixie y una Trek de aluminio algo más moderna.

Presentaciones de rigor, hospitalidad de Más Que Parches invitando a café y haciendo algún último ajuste en las bicicletas, emprendimos la marcha a las 9 de la mañana y después de alguna confusión con el recorrido para llegar a la Avenida de Los Rosales, primera toma de contacto con la carretera y comienzo de la rodada. El carril bici de San Martín de la Vega es algo así como el Carril Bici de Colmenar pero en la zona sur. Durante todo el recorrido nos cruzamos con ciclistas de carretera sobre sus ligeras monturas de carbono y perfectamente equipados. Nosotros formabamos un grupo seguramente peculiar a sus ojos, bicicletas de acero con geometrías idénticas, cada uno con una equipación diferente, pero con muchas ganas de dar pedales y completar la ruta que nos habíamos propuesto.

Después de 15 km por la Avenida de Rosales por fín entramos en el carril, y su recibimiento consistía en un repecho de unos 3 km con un 2% de desnivel medio aproximadamente (80 metros acumulados). Hasta aquí todo bien, coronamos este llamado «col de La Marañosa» dispersos y afrontamos la bajada hasta San Martín de la Vega con ganas. A partir de aquí empezaba lo bueno. Después de un tramo de transición de unos 3 km en el que cruzamos el Jarama, primera dificultad del día: La cuesta nueva dirección Morata de Tajuña. Un puerto de menos de 5 km con una pendiente media del 4,4%. Y con una trampa en su tramo final y es que cuando te crees que has coronado, después de un llano, aparece otra pared algo más dura. Aquí si que cada uno siguió su ritmo. El mío personalmente fue llegar el último, eso si, con dos abandonos por detrás, dos compañeros que decidieron dar la vuelta con la máxima de «una retirada a tiempo victoria segura». Una pena, porque la idea era poder completar todos la ruta y no pensamos que con la primera dificultad fueramos a sufrir bajas. Para próximas ediciones abriremos un debate sobre si hacer la ruta aún más accesible.

Nos reagrupamos en el desvío a Chinchón, después de una bajada muy divertida y afrontamos la segunda y última dificultad del día, el ascenso a Chinchón. Este puerto de tercera categoría tiene algo menos de pendiente media (3,1%) pero también es más largo (casi 7 km). Aquí, exactamente como antes, tras las primeras curvas un grupillo del que me descuelgo y un segundo grupo que «lidero». La subida también tiene una zona de descanso en medio, un pequeño tramo en bajada que sirve de lanzadera para coronar finalmente en Chinchón. Las dos Orbeas Orduña llegamos a la par y uno de nosotros, pedaleando en una Orbea Moncayo cerró el grupo. Pero ya estaba hecho, ahora tocaba la primera alegría del día: visita de rigor a la Plaza Mayor de Chinchón y merecidas cervezas como avituallamiento para coger fuerzas de cara al final de la ruta: la bajada a Aranjuez.

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El avituallamiento duró casi una hora comentando la jugada. Algún turista se detuvo a observar las bicis que habíamos dejado prácticamente expuestas en mitad de la plaza. Y después de un par de cervezas, compartir bocadillo y recargar agua con hielo, nos dispusimos a continuar con la Ruta hacia la prometida bajada de 25 km a Aranjuez… Y al final no resultó ser tanto descenso. Desde Chinchón a Villaconejos había que superar un pequeño repecho, y después de Villaconejos, 9 km de bajada hasta la Carretera de Colmenar y un llaneo de 8 km por una arboleda a la vera del Tajo donde formamos un grupo de cabeza en el que nos ibamos dando relevos como buenamente podíamos entre el tráfico y que no había arcén. A falta de 3 km, reventón, la cubierta trasera de la fixie llegó al límite de su vida útil y reventó la cámara de nuestro compañero Sergio, que decidió terminar la ruta andando, pero por suerte una gasolinera a unos metros y la maña de Mario de Más Que Parches (haciendo honor a su nombre) y de Henry de Fixi Dixi, apañaron la cubierta con un trozo de la cámara que había reventado y celo para que no se moviera demasiado. Gracias a su ingenio nadie tuvo que terminar la ruta a pie, y pudimos reunirnos de nuevo en torno a unas cervezas y comentar toda la ruta, hablar de bicis, intercambiar opiniones y buen rollo en general.

Paso decidido a pesar del contratiempo para completar la ruta.
Paso decidido a pesar del contratiempo para completar la ruta.

Una primera ruta que disfrutamos mucho por el recorrido, pese a las dos bajas, por la compañía y el buen rollo entre aficionados al ciclismo, amantes de las bicis clásicas y que nos sirve como experiencia para pensar en una segunda edición, probablemente en septiembre, y a la que esperamos que se apunte aún más gente.

Gracias a Más Que Parches y Fixi Dixi por hacer esto posible, y a la organización de Tweed Ride Madrid por acompañarnos y colaborar grabando video (que próximamente publicaremos)

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