10 señales inequívocas de que montas en bici por Madrid

Este post viene inspirado por este otro de Dolce City: 20 señales de que eres de Madrid. Pero enfocado a lo nuestro… Montar en bici. Ojo! está en tono de humor. Vamos, un poco sarcástico y porque me aburría un poco. Pero insisto en que montar en bici por nuestra ciudad ni es tan peligroso ni tan sufrido… Y si alguno tiene alguna otra aventura que contar, ¡que la comparta!

1.- Algún taxista le ha sacado brillo a tu manillar. Si, así es, los taxistas de Madrid tienen una forma muy peculiar de medir la distancia de seguridad que hay que dejar con respecto a un ciclista (teniendo en cuenta que el metro y medio solamente es obligatorio en vías interurbanas).

2.- Alguna vez has recorrido el Anillo Verde Ciclista. Aunque solamente hayas hecho un tramo, da igual, te lo conoces entero. Incluso cuando «desaparece» para internarse en la casa de campo serías capaz de continuar con los ojos vendados sin chocarte con nadie.

3.- Te has sentido como un «bicho raro» circulando por la calzada mientras otros ciclistas se cruzan contigo circulando por la acera.

4.- Has pedaleado por el Parque del Retiro. Si, no es muy grande, puede que hasta para ir tengas que desviarte un poco de tu ruta, pero esos caminitos de tierra, llenos de paseantes, son como un oasis dentro del ajetreo de la ciudad. Un paréntesis del tráfico rodado para toparte con tráfico humano (sobretodo en fin de semana).

5.- Tus problemas respiratorios no se deben al sobreesfuerzo de la subida de Campoamor, calle Segovia o de las cuestas de la Cuesta de la Vega, no. Se deben a la cantidad de humo que «tragas» detrás de los autobuses. Y eso que llevan el tubo de escape camuflado y de que ya hay muchos híbridos.

6.- Te has picado con algún otro pedaleante en Castellana. Y es que, reconozcamoslo, si tienes la edad suficiente como para haber vivido el circuito de la Castellana como final de la Vuelta a España, sentirse como uno de los pros recorriendo la Castellana no tiene precio.

7.- En algún momento u otro te han pedido «amablemente» que te apartes. Si, señores, esto es típico de aquí. Vas tranquilamente en tu bicicleta (en ocasiones cuesta arriba) y de repente sientes un bocinazo a tu espalda. Y cuando ya va acompañado de un «pero si tienes toda la acera» cuando te adelantan, puedes estar orgulloso. Eso es Madrid.

8.- No se saluda en los semáforos. Supongo que esto es normal entre conductores o motoristas. Pero hubo una época en la que coincidir con otra persona pedaleando era sentirse como de la misma familia. Hoy en día, dos veces que me ha dado por saludar, y casi se han saltado el semáforo por si acaso…

9.- Te han robado la bici, al menos, en una ocasión. De esto no se salva nadie. Da igual si es en tu trastero, garaje, candada, sin candar, vigilada, en apenas unos segundos mientras comprabas el pan…

10.- Tienes el culo duro como el asfalto sobre el que rodamos. Y no lo digo por la ejercitación de los músculos del gluteo, lo digo porque el asfalto en Madrid da verdadera lástima. Está lleno de grietas, agujeros, parches, alcantarillas mal puestas y otras lindezas que hacen de nuestras pedaladas a veces un ejercicio de tortura.

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