Crónicas de un ciclista urbano: «Los que tenéis mucho que aprender sois vosotros»

Ayer por la tarde aproveché que no tenía mucho jaleo de trabajo para salir a «rodar» un poco con mi bicicleta de carretera. Soy de los que va a trabajar en bicicleta (14 km por trayecto casi todo los días) y que además, aprovecha cuando tiene algo de tiempo para hacer ejercicio en bici.

Cuando hago este tipo de salidas, el concepto es diferente, pero los tramos de calle que cruzo para llegar, en este caso, al carril bici, los afronto como cuando voy al trabajo. Así pues, acompañado de un amigo (siempre es más ameno compartir ruta y esfuerzo con alguien que salir solo) vamos por Las Tablas, por Santo Domingo de la Calzada, tres carriles para cada sentido del tráfico, en paralelo, ocupando el carril derecho cuando de repente: «piiii-pi-pi-piiiiiii» miro para atrás y una señora, muy mayor, hace aspavientos y nos adelanta acelerando entre el carril central y el derecho, pasando bastante cerca. En Las Tablas no es que haya un tráfico horrible, pero el atasco que se produce en la A-1 cada mañana y cada tarde con el desplazamiento habitual al trabajo de miles de madrileños, y ahora con la nueva ciudad financiera del BBVA que está incorporándose gradualmente al día a día de este barrio hacen que el tráfico sea bastante denso. Es el caso de esta hora.

Se que no está bien, pero bueno, entro en modo «algo de furia» y, aprovechando que el semáforo de 100 metros más adelante está en rojo, sprinto hasta ponerme a su altura. La señora se lleva cierto susto, puedo ver el nerviosismo en su cara. Y una planta enorme en el asiento del copiloto (no se si debería llevarla atada). El caso es que le hago bajar la ventanilla y le indico muy amablemente, aunque algo jadeante por el esfuerzo, que si no se conoce la ordenanza, por favor se preocupe por leerla, que no tiene por qué pitar, y menos adelantar sin dejar la distancia de seguridad. Básicamente que debe comportarse como si nosotros fuéramos otro coche. ¿Respuesta? Es que no entiendo por qué tenéis que ir en paralelo. «Señora, podemos circular en paralelo y por nuestro carril. Por favor, consulte la ordenanza…». Pone cierta cara que quiero interpretar como «no lo sabía».

El semáforo ya se había puesto en verde y algún coche, impaciente por llegar a su casa o al siguiente tramo de atasco, pita. Dejamos de «informar/incordiar» (según se mire) y en lo que arrancamos, la señora aprovecha que ya nos estamos alejando para soltar un «¡los que tenéis mucho que aprender sois vosotros!».

En estos casos una vez explicada la ordenanza y nuestros derechos, me gusta dejarlo ahí. Pero si es verdad que los conductores siempre tienen una respuesta. No se si es la transformación que sufre mucha gente al volante de un coche (conozco casos muy cercanos de gente realmente amable, tranquila y simpática que cuando conducen se transforman en la peor versión de William Foster (Un día de furia). Y eso aunque no estén en un atasco. Debe ser ese sentimiento de propiedad y autoridad que produce estar en tu coche. Aunque a mi eso no me pasa. Y también me planteo el que haya una conciencia colectiva entre conductores y que los de detrás de esta señora, los que pitaron para que nos apartáramos, también estarían maldiciendo y jurando en arameo.

En fín, otro capítulo más del día a día de un ciclista urbano en Madrid.

PD.- La foto de este artículo está cogida «prestada» del Daily Mail, en un incidente que acaba con el ciclista siendo golpeado por el pasajero del coche. Podéis ver el video en este enlace.

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