SANTA ENGRACIA: El carril bici «GALLEGO».

Madrid, a 14 de marzo de 2017. 

Dicen, que digan, que no se sabe si los gallegos, van o vienen, suben o bajan o, incluso, si entran o salen. No encuentro nada mejor para definir el carril bici bidireccional que se está construyendo en la calle Santa Engracia de Madrid, un nuevo episodio, doble, de la serie “Los nuevos carriles bici segregados de Ahora Madrid”. Por si no quedaba claro, los gallegos, somos los ciclistas urbanos. Una delicia, el último pleno de Chamberí. Falemos de bi-segregación ciclista.

Bidireccionalidad/Inseguridad

Si un carril bici segregado es una anormalidad en el tráfico, un carril bici segregado bidireccional es una doble anormalidad en el tráfico. Si, como en el caso que nos ocupa, este bidireccional se encuentra colocado a la izquierda del sentido de la circulación en buena parte de su trazado, apaga, y vámonos. Y si, para más inri, en un tramo va a izquierdas, y en otro, desde Plaza de Chamberí a Alonso Martínez, va a derechas e izquierdas, ya, se caga la perra. Por mucho que pongan esas ortopédicas y peligrosas isletas de cemento, que jueguen al tetris con los usuarios de las vías públicas, ordenar este nuevo flujo circulatorio es antinatural. Los ciclistas urbanos no necesitamos estos encajes de bolillos para desplazarnos por Madrid. Es mucho más sencillo, pero, ahí está la clave, menos ciclopopulista.

Tramo en obras hacia Alonso Martínez

En el tráfico de una ciudad como Madrid, por mucho que nos quieran segregar por tramos con muros de cemento, nunca circulamos solos. Los ciclistas, nos cruzamos con los demás ciudadanos continuamente en nuestros trayectos, porque así son nuestras vidas. Todo el mundo espera encontrarnos a la derecha de la calzada y circulando por el centro del carril, que es nuestra seguridad. El doble sentido de la circulación de los ciclistas en una parte de la calzada que no les corresponde, por uso cotidiano y por Ordenanza (siempre por el carril de la derecha en las vías con más de un carril, salvo para giros), acrecienta las posibilidades de conflictos con peatones, vehículos a motor y, también, claro, con los propios ciclistas. En esos cruces, inesperados, ciegos, antinaturales, es dónde el ciclista urbano y el peatón, que cruza el carrilín para ir a la parada del bus o para entrar a un coche, se la juegan.

Carril bici segregado unidireccional de calle Castillo de Candanchú. Se aprecia la poca visibilidad del ciclista en giros con coches aparcados.

Resumiendo. Un carril bici bidireccional en calzada en zona urbana es el tipo de carril más conflictivo y, si hay barreras de coches o motos aparcados, más, porque ocultan a los conductores la presencia de ciclistas a la hora de girar. Me parecía conveniente empezar poniendo en valor la seguridad de los ciudadanos ciclistas antes de analizar la estrategias de venta.

La venta

En tiempos pasados, los carriles bici, el apartar a los ciclistas de la circulación, se vendían como seguridad para el ciclista. Se te metía el miedo y, al mismo tiempo, te fabricaban la celda. El argumento dejó de tener peso cuando los ciclistas urbanos madrileños entendieron que era posible circular por la calzada, con o sin sharrow, con muchas garantías de seguridad en, por ejemplo, una BiciMAD. Y que ese carril bici que vendían como muy seguro no lo era tanto porque nunca “era de los buenos”. Fue entonces cuando los representantes del carrilbicismo más casposo, el de los derrotados frente al coche, pusieron sobre la mesa a los niños y a los ancianos. O sea, una vez que vences el miedo, atacan tu conciencia.

Un padre circulando en bici por la calzada con su hijo.

En los tiempos de pertinaz contaminación que padecemos, los representantes políticos de la segregación en redes han establecido una brillante relación entre carril bici y purificación del aire de las ciudades. Cada vez que ponen, piden, exigen, un carril bici, cuelan la trampa. Sostienen, sin ruborizarse, con argumentos que en otras muchas ciudades quedan en entredicho, que los milagrosos carriles bici traerán más ciclistas y que, seguid su ladino razonamiento, al haber más ciclistas, habrá menos coches y, ya llegamos, por lo tanto, todos respiraremos mejor. El truco está en que más bicis no significan menos coches. Echad un vistazo a esta estadística y, lo siento, si se os cae algún mito. Cambiar volantes por manillares, queridos, requiere otras técnicas.

Publicado en revista de la DGT.

Desde un punto de vista estratégico, en eso que se publicita como “quitar espacio al coche”, un bidireccional representa la mayor derrota espacial posible frente al coche, ya que se aparta a los ciclistas del trayecto de los coches y, en el espacio de un carril normal de circulación, se colocan dos carriles ciclistas. Los mamones, que además son listos, lo venden como un hachazo al coche, cuando no es más que una puñalada trapera al ciclista. Y, aunque ellos, dicen, como echando caramelos,  que “no son obligatorios”, la experiencia nos demuestra que los conductores ya se encargan, a diario, de mandarte

aesoscarrilesbicitancarosquetehapuestoManuelayquetantohabéispedidojoder.

Asumen que ese territorio es, en exclusiva, suyo, en Santa Engracia y en todas partes. Se acaba expulsando a medio plazo a un ciclista que ya formaba parte del tráfico gracias a una Ordenanza protectora, una mentalidad receptiva y a BiciMAD. Por lo tanto, los cbs bi como el de Santa Engracia, deshacen el esfuerzo realizado durante los últimos años de convivencia con los conductores.

Foto de MadridCiclista.

El Pleno

Un carril bici bi, además, provoca una serie de conflictos en la ciudadanía que no existían bajo la excusa de fomentar el uso de la bicicleta y quitar espacio al coche. En el pleno de ayer de la Junta de Distrito de Chamberí, presidido por el bi-concejal Jorge Castaño, pudimos comprobar, además, que este tipo de carriles bici pueden provocar “alteraciones muy serías a la vida cotidiana de los vecinos”, según indicó, con indignación contenida, la vecina Pilar Salamanca, que teme que Santa Engracia viva en “atasco permanente” cuando la circulación siempre había sido “fluida”. Pilar también se quejó de que no se hubiera consultado a los vecinos, “porque tenemos derecho”, en una decisión “tan seria”. También temió por la salida de la tradicional procesión de la Virgen del Carmen, asunto en el que abundó después el presidente de la Cofradía ¿Intervención divina?

Por su parte, Ramón Linaza, que se presentó como vecino del distrito, usuario de la bicicleta como medio de transporte hace muchos años y miembro también de la Asociación Pedalibre” (la portavoz del Grupo Popular le recriminaría más tarde que “olvidara” decir que es asesor de Inés Sabanés y la del Grupo Socialista le dijo que seguro tendría “más información”), “felicito”, dijo textualmente,al Ayuntamiento por la audacia de restringir tres carriles de circulación a los coches” por construir una “infraestructura” para los ciclistas que “favorece” la incorporación de más usuarios. Aludió, como no podía ser de otro modo, al Manifiesto de Bicilineal para argumentar el apoyo a esta política restrictiva/inclusiva. Su gallega intervención fue jaleada con muchos aplausos.

Ramón Linaza, foto de su blog.

En la previsión del pleno del día, que se vio animado en las redes por una esperpéntica convocatoria del “reinante” Ahora Madrid Chamberí (ver foto), estaban previstas tres preguntas por parte de los demás grupos cuyos textos hacían referencia a la circulación de vehículos (Grupo Municipal Popular), la reducción de carriles de circulación y la no consulta a vecinos (Grupo Municipal Socialista) y al impacto sobre el tráfico rodado (Grupo Municipal Ciudadanos). Me sorprendió que, en principio, nadie se preocupara de la seguridad o vialidad de los ciclistas, aunque, como veremos, sus intervenciones mejoraron, con mucho las preguntas. Los retratamos.

Empezó la portavoz de Ciudadanos mostrando su “preocupación” por la supresión de varios carriles de Santa Engracia. Dijo que esta decisión no gustaba “ni a los ciclistas ni a los residentes”. Nombró a “dos asociaciones muy reconocidas, Enbicipormadrid y MadridCiclista que están en contra” y expuso los argumentos: bidireccional, peligroso en los cruces, escasa anchura, riesgo para los peatones… Terminó manifestando la postura de su partido en cuanto a la circulación ciclista en Madrid: “Proponemos que cohabiten en los carriles de circulación los vehículos (sic) con los ciclistas, limitando la velocidad a 30km/h”. Espero que esta tendencia cohabitadora, manifestada en otras juntas de distrito, se mantenga mucho más allá de la oposición política. Que no gallegueen, vamos.

Lo digo porque la intervención de la portavoz socialista, que me puso los vellos como escarpias, y que tuvo que ser reconducida por el concejal Castaño al recordarle que siempre defendió todo lo contrario, vamos, los carriles bici. La portavoz, que es muy vehemente, defendió en primer lugar la larga trayectoria de su partido de defensa de carriles bici y de apoyo a los planes ciclistas, lo normal en el PSOE, pero acabó, tras manifestar su exigencia y confianza con el transporte público, apoyando la convivencia en estos esperanzadores términos: “Nosotros pensamos que los carriles segregados, el nombre ya les vale, tienen la facultad de que el ciclista turista los utilice, pero el ciclista que patea (sic) la ciudad en bicicleta, que trabaja en bicicleta, no usa ese carril, usa en carril convencional de circulación, porque es un vehículo más. Nosotros defendemos el uso de las vías públicas por todos los vehículos, incluidas las bicicletas, porque es una forma de que los ciudadanos se acostumbren a respetar el espacio público, que es de todos, porque es una forma de enseñar a los ciclistas a circular, porque no es lo mismo circular por el carril bici de Santa Engracia, que cuando queremos ir a Andrés Mellado, tenemos que coger las calles normales y corrientes e ir por ellas”. Aplausos leves para la hoy gallega de pro.

Por su parte la portavoz pupular, una vez zasqueado a Linaza (“si está asesorando cómo se va a hacer el carril bici, es absurdo que aquí se presente como un ciudadano cualquiera”), volvió a incidir en que no se consultara a los ciudadanos, quejándose de la “falta de transparencia y de participación”. “Nadie”, dijo, “sabía en el barrio, ni sabe ahora, que es lo que se va a hacer con la calle”. Hizo una defensa de la convivencia y del uso del coche sin atascos, criticando, en un tono muy comedido, un “estrechamiento” que iba a provocarlos. Concluyó diciendo que “aquí ha habido premeditación y alevosía, con tanta urna y con todo lo que hemos votado”.

Coches aparcados sobre el carril bici en obras frente discoteca.

El concejal.

El concejal Castaño, del San Sebastián de los primeros carriles bici segregados de Odón, puso en una pantalla gigante una serie de planos y de fotografías de carriles bici de New York, por no recurrir a las “ciudades nórdicas”, dijo, que ni se veían de lejos, ni nadie de los allí presentes estaban capacitados para descifrar. Con mis avisados ojos, pude ver los detalles que caracterizan ese tipo de nefastos carriles bici y que darán mucho que hablar si se acaba terminando la obra. Fue muy inteligente diciéndole a los grupos tradicionales, sacó a Ciudadanos del lote, que Ahora Madrid no estaba haciendo nada que no hubieran apoyado con anterioridad ellos, “una cuestión ampliamente compartida”, lo cual nos da una idea del Cambio. “Y con nosotros, más”, redondeó el tocomocho.

En cuanto a las infraestructuras ciclistas anunció que Bravo Murillo estaba al caer y que no actuaban con un modelo de vía ciclista para cualquier vía. Dejó muy claro que la coexistencia era para las calles aledañas con velocidad reducida: “Carriles bici, donde haga falta”, sentenció. En cuanto a Santa Engracia, vendió la homogeneización de la calle con tres carriles y que los coches “protegían” por un lado al carril bici. Incidió en varias ocasiones en el fomento de la movilidad ciclista e hizo referencia a otras capitales.

Explicando a Masegosa los inconvenientes de este carril bici bidireccional.

De su intervención, me sorprendieron dos cosas. La primera, que no hiciera referencia alguna a que estos carriles bici eran inclusivos, o sea, para niños, ancianos y novatos, lo cual ya nos da una pista de en dónde nos metemos. Y la segunda, que no explicó cómo, si se acababa con la autopista urbana, era necesario segregar al ciclista. ¿Sacar ciclistas del tráfico, para calmarlo?

El concejal Castaño presidiendo el pleno de Chamberí 13/03/2017

Más gallego que un bidireccional, este Castaño.

Por @deteibols

 

Escrito por
deteibols
Ver todos sus artículos
Escrito por deteibols