El CARRIL BICI de la CASTELLANA y el CONTROL de la PARTICIPACIÓN CIUDADANA.

Madrid, a 11 de febrero de 2018

En estos días de sostenibilidad posibilista es cuando el carrilbicismo madrileño, y parece que el mundial, se la juega en Madrid. Se acabaron las mamandurrias de los carriles bici invadibles de Bulevares, del mete-saca de Rosales, del anti-natura de la calle Toledo, del rompedientes de Ascao, del Santa Desgracia del Chamberí del Galileo interruptus, del contrahecho de avenida de Oporto…o del insatisfactorio proyecto, suma y sigue, de la calle Atocha. Se acabó por silenciar, a pesar de mis gritos y los de los de muchos ciclistas vehiculares, ciudadanos todos, la bici blanca de Juanjo en plena calle de Alcalá, frente al Ayuntamiento.

Bicicleta blanca en recuerdo de Juanjo en el carril bici de la calle Alcalá.

La Batalla del Madrid ciclista urbano que resiste frente al de “los ejes”, al que pretende encajar el ciclopopulismo en la ciudad de los coches, al del desfile de la victoria segregadora en la próxima Fiesta de la Bici, empieza en el Paseo de la Castellana, y llega hasta Atocha. Ya se encargará la herramienta de Decide Madrid de perfilar los ramales ciclistas excluyentes a la carta, y previo paso por unos cientos de votos arrejuntados por las asociaciones y distribuidos en los colegios con estrella fugaz. Eso que llaman la sensación de seguridad de los niños frente al intocable poder de los coches de sus padres, incluso, a costa de los inocentes peatones.

La acera bici, aún obligatoria, de la calle O´Donnell.

La nueva Ordenanza de Movilidad que se cocina estos días, la de la verde Sabanés y el cicloturista Pedalibre, intentará finiquitar el denominado “Modelo Madrid” ciclista y despoderar a la generación de ciudadanos ciclistas urbanos más empoderada en la calzada y más concienciada con el respeto a los peatones desde el Contamos Contigo de Samaranch. Un proceso jíbaroparticipativo, otro más, que ha contado en el período de consulta pública previa reglamentario con, alucinen, 1636 participantes y 836 comentarios. De ahí, “representando” la movilidad de cientos de miles de vehículos y peatones, sale un borrador que, lejos de ser transparente, es de lo más borroso en materia ciclista. Un iceberg de lo que se nos avecina, y que tendremos que intentar parar.

López Carmona explica el borrador de la nueva Ordenanza de Movilidad ante la atenta mirada de Inés Sabanés.

De la esclarecedora y única reunión en la que nos diluyeron a los ciclistas -vieja y eficaz táctica- entre los promotores de Vehículos de Movilidad Urbana y otras variedades, ni hablamos, ni quedará constancia documental. A mí, se me ocurrió pedir que se incluyera en el texto el derecho a la libertad de elección de que alardean y que, en la práctica, es más falso que el de la Espe y la educación pública. Propuse, que “Los carriles bici de Madrid no son obligatorios, salvo señalización expresa” y me cerraron, una vez más, el pico. Sus carriles bici en calzada siguen sin convencer a los ciclistas madrileños y nos quieren meter en ellos haciendo la vista gorda frente a nuestra indefensión, dejando que los automovilistas, que ya nos respetaban entre el tráfico, nos vuelvan a acosar y expulsar al carril bici más cercano. Si, “ese tan bonito que os ha puesto Manuela y que nos está costando un dineral”. El carril bici, ya no es como el de Manzano que obligaba, ahora, es guay y acosa en diferido.

Pincha aquí para ver el vídeo.

Al frente de todo este montaje participativo/representativo, ya es hora de contarlo a los cuatro vientos, está el Ninetto Ramón Linaza, que lo mismo se pone la careta de asesor de Inés en asuntos ciclistas para decidir, que la de miembro de Pedalibre para encarrilar a los ciclistas “inencarrilables” en Chamberí, que la de activista de Equobicis para moderar la respuesta ecologista-ciclista bajo la pertinaz boina de Madrid. Vamos, lo que de toda vida se ha conocido como estar en misa, y repicando, y que fuera de las iglesias se conoce como controlar la respuesta ciudadana, organizada y por organizar. De su fracaso como muñidor que no ha hecho otra cosa que partir el colectivo ciclista urbano en dos, a base de manifiestos en la sombra y de coordinadoras de quita y pon, surgen estos fuegos de artificio y el insoportable periodismo mamporrero de la campaña de la Castellana en Change.org. Todo un desperdicio de artillería, ya que, al Invicto General Motors, no se le vence, si es que eso es lo que quieren, dividiendo a la caballería ligera.

Ramón firmando lo que está decidido.

Aquí, si hay transparencia. En su debilidad, necesitan que el mundo mundial apoye algo que, ni la mayoría de ciclistas y ciudadanos de Madrid, ni de alrededores, apoyamos. Traen de Murcia, de Holanda o de Barcelona lo que no pueden comprar en Madrid y que no consiguen vender ni a precio de saldo. Deben de ir ya, con el voto de mi prima, la de Mataró, y su cuñado, el de Dos Hermanas, por cincuenta millones de apoyos. O más. Apoyar un “carril bici exclusivo y seguro”, tal que así, sin conocer los detalles del proyecto es, ni más ni menos, que un referéndum a la segregación ciclista de Madrid que incluso podrían votar desde Copenhague. Un esperpento de autodeterminación. Otra manipulación más.

En estos días de segregación organizada, es donde el carrilbicismo madrileño, los infumables “corrales bici”, se la juegan. Contigo, Carlos Corral, con esa actualización del Plan Director Ciclista de Gallardón (2008-2018) hecho a la trágala por GEA21 y aprobada por decreto participativo, empezó todo. Y, ya ves, has acabado, otra vez, segregado. De aquellos lodos, surgió una respuesta ciudadana que va más allá de sacar adelante un proyecto político a costa de los derechos de movilidad de los muy sostenibles ciclistas y de los muy vulnerables peatones, y que mira muy por encima del manillar de una bicicleta y de una papeleta. Y, que por encima de todo, quiere cambiar, porque lleva años luchando en el centro de la calzada para ello, la insoportable ciudad de los coches, no encajar en ella. Ni en la calzada, ni en las zonas peatonales.

Texto, fotos y capturas por @deteibols

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