Madrid – Nueva York – Los Ángeles: Tercera parte

Rolling Habits sigue adentrándose en los Estados Unidos a base de pedaladas y haciendo fotos a todo aquello que le llama la atención. Este es su tercer post, que ha querido compartir con nosotros y, de paso, darnos más envidia por la aventura que sigue viviendo:

  • Day 10. Parkersburg(Virginia)-Chillicothe(Ohio).159km.
  • Day 11. Chillicothe-Hillsboro. 65km.
  • Day 12. Hillsboro-Lawrenceburg. 127km.
  • Day 13. Lawrenceburg-Seymour. 101km.
  • Day 14. Seymour-Washington(Indiana). 132km.
  • Day 15. Washington-Flora(Illinois). 129km.
  • Day 16. Flora-Salem. 55km
  • Day 17. St.Louis(Missouri). 0km.
  • Day 18. St.Louis-Union. 88km.
  • Day 19. Union-Jefferson City. 127km.
  • Day 20. Jefferson City-Knob Noster. 129km.
Terminaba mi último post diciendo que entraba en Ohio y así fue. Entré muy fuerte y el primer día hice casi 160km. Llegué a Chillicothe atravesando rectas infinitas, lo que me dejó llevar una media bastante alta y llegar a buena hora. En el motel me uní a unos vecinos ruidosos y tomé dos cervezas con ellos.
No sé si fueron las dos cervezas, el fast food o el exceso de kilómetros, pero al día siguiente no podía con mi alma. Los 65km a Hillsboro fueron los más duros hasta ahora. Con un viento en contra fortísimo, pensaba que no llegaba a mi destino.
Descanso merecido en el Cedar Hill Motel y colada merecida y sobretodo necesaria.
Y con las pilas puestas y la ropa limpia, y después de 100km pasé por Cincinatti para continuar a Lawrenceburg. Una etapa llena de encuentros fortuitos con personajes de la carretera. Camioneros, cortadores de césped, moteros, granjeros, empleados de gasolinera…de todo menos ciclistas.
El día 13 y el 14 fueron tranquilos también, pero el cansancio se va acumulando en el cuerpo y sobretodo en las piernas.
Me ayudó mucho a recomponerme la noche que pasé en Washington (Indiana). Robert, el dueño del Black Oak Motel, me recibió con mucha energía y me dió la mejor habitación que tenía por sólo 45$. Todas las paredes eran de madera y el cabecero de la cama era una foto a todo color de una estampida de caballos. Ahora si empezaba a sentirme en la América profunda de verdad. Si a eso le acompañas que la cena fue en un bufet amish, la sensación se acrecienta. Después de todo el abanico de fast food posible, era la mejor cena que tenía en semanas. O por lo menos la más saludable.
El día siguiente empezó lluvioso y se convirtió en un infierno. Un infierno en el que me divertí muchísimo. Me cayó más agua que en toda mi vida junta, con momentos de no ver nada a más de dos metros de distancia. Incluso llegue a ver un pequeño tornado antes de que cayera semejante tormenta.
Al día siguiente, el viento me las hizo pasar canutas de nuevo. 55km me costaron casi cinco horas. Era imposible avanzar en ese vendaval y además el aire era muy frío.
La recompensa fue encontrarme en Salem con mi amigo Esteban. En viaje express desde Chicago, llegó hasta Salem, para que al día siguiente pasáramos un día de merecido descanso en St.Louis. Se agradece mucho ver a un buen amigo después de tantos días de completa soledad. Pero lo que más agradece el cuerpo, es dejar de pedalear después de 16 días sin apenas descanso.
Noté mucho en mis piernas y en mi cabeza el día off, así que estos tres días están yendo sobre ruedas, nunca mejor dicho.
Ya estoy en Missouri, y después de unas buenas subidas a la salida de St.Louis, esto se empieza a parecer a lo que me esperaba. Las distancias entre los pueblos crecen y el número de coches disminuye. Supongo que no es nada comparado con lo que nos espera.
Mañana entro en Kansas, un estado que me va a llevar casi mil kilómetros recorrerlo.
Dicen que no hay nada, pero la nada a mi siempre me ha gustado.
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