Crónicas de un ciclista urbano: «¡Que no te saltes semáforos!»

El título lo dice todo ¿verdad? Entono el Mea Culpa. Si, a veces me salto semáforos. Y, supongo que lo que voy a contar ahora dentro del marco legal es saltarse el semáforo, pero quiero explicarlo…

Hace unos días me dirijo en bici, como la mayoría de los días, a trabajar. Nada más salir, en mi ruta habitual, llego a una avenida con bulevar y tres carriles por sentido. Más concretamente la Avenida de Conde de Mayalde, en Sanchinarro. Como siempre cuando llego al cruce señalizado con el semáforo, reduzco el ritmo, paso al lado de un coche parado en el carril derecho, y para no situarme ni a su lado, ni detrás, ni delante de manera que estorbe y tenga unos metros de margen para poner en movimiento el plato de 42 dientes de mi vieja Orbea, cruzo el paso de cebra y me detengo por delante del mismo.

Según estoy echando pie a tierra: «piiiiiiiiiiiiiiiii». Me giro y una voz cavernosa, desde la ventanilla abierta de un Audi A4 Avant azul marino oigo: «¡Que no te saltes semáforos!». Bueno, en realidad no me he saltado más que este, pero bueno, molesto le indico: «¡Es que prefiero pararme aqui!». Tampoco es plan de explicar que sigo teniendo el semáforo a la vista, que lo hago despacito por si aparecen peatones (u otros ciclistas), que no quiero estorbar a ningún coche que pueda querer girar a la derecha en el cruce… Lo que me sorprendió fue su respuesta, sacudiendo la cabeza con gesto de negativa, saca su brazo izquierdo del vehículo y me vuelve a increpar: «¡Pues te paras aquí como todos!» mientras señala con el dedo hacia abajo. Justo a su lado. Justo a su izquierda. Así viendo a este caballero no me apeteció nada pararme a su lado.

El caso es que este incidente, que es una tontería, lo acabé convirtiendo en un debate interno bastante importante. Es lo que tiene ir en bicicleta a trabajar, que le damos al coco aunque no queramos/debamos.

Por un lado no quiero quitar ni un ápice de razón a este señor que me indicó que no me saltara semáforos. Y es que si yo también indico a algún conductor que no use el móvil, que tenga cuidado con un cambio de carril sin señalizar o cualquier otra actitud que considere peligrosa para mi o para el resto de usuarios de la vía, tengo que aceptar este tipo de críticas. Claro, que efectivamente me «salté» el semáforo. Es decir, pasé la linea blanca y el paso de cebra, pero con una justificación. Y aquí viene la segunda parte… A pesar de los espacios que nos han reservado justo antes de los pasos de cebra en muchas calles de la capital, sigo comportándome como he hecho antes de que ese espacio no existiera, es decir, dejando mi propio espacio de seguridad. ¿Hago mal? Creo que sí. De hecho desde entonces «intento» no pasarme ningún semáforo. Y digo «intento» porque por desgracia los coches y motos no deben entender la semiótica de los iconos pintados en el suelo, y no siempre tengo hueco. Pero cuando lo tengo, reivindico este espacio para mi, y espero que para otros ciclistas si ven en mi un ejemplo de dónde parar.

Pero también he profundizado en el por qué de ese mal «vicio». Me he dado cuenta de que en una sociedad en la que hemos crecido dando prioridad a los coches, mi intención primera no es ponerme a salvo (con la velocidad de salida de un semáforo creo que todavía nadie se ha matado) sino, como comentaba antes, no estorbar. Así de fácil. Si yo tuviera la certeza de que el conductor no está maldiciendo a mis antepasados, si el molestar o no molestar no fuera más importante que el propio hecho de circular, no tendría este problema.

Y por último, pensando en su respuesta, vuelvo a lo mismo. «Todos» debería ser la manera igualitaria de definirnos a los que circulamos por la calzada. No puede haber un «nosotros» y un «ellos». Venga de donde venga. Diferenciar es hacer dos bandos. Y bueno, realmente existen, pero no enfrentados. Y esto es como cuando un vecino hace algo y el de al lado se molesta. ¿Es envidia? ¿O es que nosotros seguimos siendo esos locos rebeldes que no cumplen las normas? Porque mira que yo me esfuerzo en cumplirlas. Y creo que lo consigo al menos un 80% del tiempo. Y el caso es que tengo la impresión de que fui recriminado con cierta inquina. Que ese «todos» no era igualitario para nada.

En fín, pensamientos ciclistas que tiene uno… ¿Conclusión? Que no hay que saltarse semáforos, hay que intentar dar buena imagen, y no dar excusas a nadie para que luego diga «estos ciclistas saltándose siempre semáforos». Aunque haya muchos matices.

 

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