Dos días pedaleando por Zaragoza. El heraldo de Madrid.

Atraído por las excelencias que describe @Bicicleto_ZGZ acerca de las segregadas infraestructuras ciclistas de Zaragoza monté la bicicleta en el coche y me fui a pedalear por las riberas del Ebro. Quería conocer de primera mano ese avanzado modelo de movilidad sostenible entre peatones, ciclistas y conductores cuyas enconadas disputas, con @AceraPeatonal principalmente, han llegado hasta Madrid-Río. Más que eso, quería comprobar que partes podrían ser aplicables, o no, a una ciudad como Madrid que en estos días se enfrenta a la encrucijada de decidir entre la integración o la segregación de la bicicleta en el tráfico urbano.

Las cartas, boca arriba

A estas alturas, a nadie se le escapa que soy un firme defensor de la integración de la bicicleta en la calzada para que sea efectiva como medio de transporte urbano sostenible. Desde este punto de vista, requerí la participación de @Bicicleto_ZGZ en este trabajo de campo, desestimando en varias ocasiones mi ofrecimiento. Así mismo, contacté con @AceraPeatonal, sus eternos rivales, para que me ofrecieran su punto de vista “peatonal”. Aceptaron, pero, un imprevisto frustró el encuentro. Por suerte, Javier (@jategozgz) me ofreció un punto de apoyo que considero muy válido por su juventud, preparación y tolerancia.

En Zaragoza hay en marcha un proceso que se perfecciona día a día. Asumo que resulta imposible tomar el pulso ciclista a una ciudad sin “pedalearla” a diario. Y menos, dos días y en agosto. Lo intentamos. Para hacernos una idea del momento en que se encuentran, tres detalles. Primero: Después de una expansión ciclista sin precedentes nuestros tres “agentes” siguen discutiendo acerca de si está permitido o no circular en bici por la plaza del Pilar ¡No se pondrían de acuerdo ni en mil tuits! Segundo: La Ordenanza “de peatones y ciclistas” del año 2009 tiene bastantes apartados anulados por el Tribunal Superior de Justicia de Aragón (Sentencia nº85/12) Y tercero, ahora, como en Madrid, cambio de gobierno en la ciudad. Veremos cómo evoluciona la cosa ciclista.

La Ordenanza tachada por TSJA
La Ordenanza tachada por TSJA

Zaragoza es una ciudad que ha transformado su movilidad en los últimos años. Desde el año 2008 tiene un servicio de bici pública no eléctrica, @biZiZGZ ,que enorgullece a sus usuarios cada vez que la comparan con @BiciMAD, y una amplia red de vías ciclistas que trajo en buena parte la Expo. En el año 2011 se inauguró un moderno tranvía que ha dejado huella en el trazado urbano. Para no dejar ni un cabo suelto, los de fuera de Zaragoza tenéis que tener en cuenta un aspecto determinante en este ejercicio de convivencia urbana. Taxistas, ciclistas, peatones, conductores de autobús… etc, defienden tenazmente sus posiciones. Otro matiz, definitivo: Se agarran firmemente a la Ley para ello. No se si será el cierzo, pero tengo comprobado que el aire de la sierra no provoca los mismos efectos en los madrileños.

¿Friendly?

La señal preceptiva de entrada a la ciudad por la carretera de Madrid advierte a los vehículos de la existencia de “vías pacificadas” a 30km/h en calles de un solo carril y lo sostiene con el artículo nº 9 de la “Ordenanza de circulación de peatones y ciclistas”. Por lo pronto, me mosquea que entremos en el mismo saco vehículos (bicis) y peatones. Pero es que, además, la Ordenanza, aprobada en el año 2009 y, como vemos, muy tachada por el Tribunal Superior de Justicia de Aragón, deja en el aire algunos usos y prioridades. Más adelante, y a lo largo de casi toda la ciudad, existen multitud de señales que recuerdan a los conductores la prohibición de circular a más de 50 km/h. ¿Vías pacificadas? ¿Limitaciones de velocidad recurrentes? Hum, todo parecía indicar que nos adentrábamos en una ciudad “bikefriendly” ¿@Bicicleto_ZGZ  tenía razón? No exactamente.

Señal entrada desde Madrid
Señal entrada desde Madrid
Tres carriles. 50km/h y carril bici.
Tres carriles. 50km/h y carril bici.
Calle pacificada
Calle pacificada

Aparqué  en una estación de servicio abandonada de Cepsa, frente a la nueva, y me dispuse a ir en bici hasta la plaza del Pilar, dónde me hospedaba. No tenía pérdida, todas las calzadas llevan a Cesaraugusta. Sin embargo, para entrar en materia, tomé la acera-bici de color verde que sale de la glorieta. La primera impresión fue muy buena. Me gustó ver muchos ciclistas vestidos de “paisano”, síntoma evidente de transporte y, generalmente, sin casco, lo que denota sensación de seguridad. Hombres y mujeres por igual. Algunos papás y mamás con niños detrás. También vi muchos aparcabicis. Y se respeta la acera. En todo esto, golean a Madrid.

Sin embargo, al tercer o cuarto semáforo, me empezaron a salir salpullidos de tanto serpenteo y sorteo de peatones y obstáculos. No era, definitivamente, mi terreno. Volví a la calzada y seguí las indicaciones, como el resto de vehículos. Hacía un día precioso, poco viento. Circulé por el centro, como es preceptivo, con un tráfico típico del mes de agosto. Amplias vías con varios carriles. A la izquierda, paralelo a la impresionante estación de Delicias, me acompañaba el carril bidireccional verde sobre la acera. Todos los ciclistas que veía circulaban por él, pero como ninguna norma me obliga a circular por allí, elegí la calzada ¡Augusto error!

Carril verde. Estación Delicias
Carril verde. Estación Delicias

He oído contar casos parecidos a mis mayores pero a mí, en todos estos años de ciclista urbano jamás me ha sucedido lo que voy a relatar. En el trayecto, cinco conductores me han pitado con insistencia haciendo señas para que me fuera “al carril-bici”. Dos de ellos, se han puesto a mi lado, han bajado la ventanilla y me han insultado. En un semáforo, uno se me ha puesto detrás y, en rojo, me ha estado pitando, supongo que para que me quitara. He pasado de él, – temerariamente me dirán después- , como de comer mierda. En el paseo de Echegaray y Caballero, hasta los ciclistas segregados me miraban con ojos de “estenosabeloqueestáhaciendo”. Creo que algunos conductores y taxistas me han disculpado porque iba cargado y tenía pinta de ser de fuera. Yo, reputado “domador” de taxistas madrileños, nunca me he sentido tan acojonado de circular por una calzada.

El experimento, realizado con casco, ha merecido la pena. En un par de kilómetros he comprobado lo que pasa cuando al ciclista se le saca de la calzada: Que se acostumbra a ir por su carril y que, una vez encarrilado, nunca puede volver a ella. No hay marcha atrás. No se puede rehacer la ciudad ni cambiar las mentalidades de un día para otro. Lo he visto claro. No me ha segregado el miedo a circular por la calzada porque fuera peligrosa, me han segregado los conductores de los coches y la Ley que los ampara. Y los peatones, como es natural, se rebelan contra esta invasión de una parte de su hábitat natural a la que nos envían a los ciclistas.

Pso. Echegaray y Caballero, yo por donde las motos.
Pso. Echegaray y Caballero, yo, por donde las motos.

Creo, sinceramente, que ese es el espíritu de la reforma zaragozana, segregar ordenadamente y con seguridad. Resulta contradictorio que si la ciudad está pacificando el tráfico, creándose por tanto las condiciones para una circulación más segura para los ciclistas, haya una estructura viaria ciclista paralela que se vende, siempre lo hacen así, como seguridad para el ciclista. La verdadera seguridad para el ciclista es que se respete la velocidad en las calzadas urbanas y que cumpla las normas, entre otros procesos educativos y normativos que requieren algo más de tiempo y espacio. Y también, por qué no, algunos carriles puntuales.

Carrileando

En Zaragoza no sólo hay, para entendernos, aceras-bici. Zaragoza tiene una considerable variedad de vías ciclistas que discurren por la calzada, si, pero la inmensa mayoría de ellas (no las conozco todas) segregadas del resto de vehículos mediante “verrugas”, bordillos, barreras de coches y/o motos aparcados y alguna línea continua lateral para aliviar al autobús. Aunque hay “piruletas” en calles de un solo carril pacificadas, no hay vías pintadas sobre la calzada tipo Ciclocarril- 30 en calles de dos o más carriles, como en Madrid. Es decir, que al lado de los carriles de los coches hay otros carriles para las bicicletas, con sus semáforos (¡Hay cientos!) y cruces correspondientes. Los hay unidireccionales y bidireccionales, que me parecen mucho menos seguros porque en las transiciones a otro tipo de vías provocan situaciones de riesgo. Y, también, es justo reconocer que hay algunas soluciones muy ingeniosas, como el carril sobreelevado a la altura de la acera del Puente de La Unión, que salva la vida del ciclista. Quizás ese tipo de  soluciones técnicas en casos puntuales de riesgo sería la línea adecuada para seguir en Madrid.

Semáforo específico de carril bici.
Semáforo específico de carril bici.
Carril bidireccional separado por "verrugas".
Carril bidireccional separado por «verrugas»
Carril unidireccional separado por coches y bordillo
Carril unidireccional separado por coches y bordillo
Carril separado por motos
Carril separado por motos aparcadas

En la práctica, circular por estos carriles me produce una sensación extraña. Por un lado, me siento bastante seguro sin un coche al lado o detrás, yendo a mi ritmo. Pero, por otro, experimento una cierta tensión cada vez que llega un cruce o intersección, muy  habituales en zona urbana. Lo que tengo muy claro es que circular por estos carriles no es la panacea en materia de seguridad. Requieren, al menos, el mismo conocimiento y observancia de las normas de circulación que hacerlo por la calzada “pura y dura” y una atenta conducción. No me parecen tampoco más seguros para los ciclistas menores de edad. El que no dejara a su hijo ir al cole por la calzada, sólo, tampoco lo hará por aquí. Tanto en uno como en otro caso los padres debemos seguir tutelando su aprendizaje.

Senda ciclable. Al fondo, parque infantil.
Senda ciclable. Al fondo, parque infantil.Limitación 10km/h
Puente de la Unión. Carril sobreelevado a la altura de la acera. Bordillo separador.
Puente de la Unión. Carril sobreelevado a la altura de la acera. Bordillo separador.

Hay que acostumbrase a circular por estos carriles. Algunos de sus trazados son antinaturales. Básicamente, porque adaptar estas nuevas vías requiere una complicada ingeniería urbanística que algunas veces resulta esperpéntica (Sendas ciclables bordeando parques infantiles o rotonda de plaza de Europa), y un jeroglífico para los peatones que tienen que estar atentos, además de a los coches, a los nuevos invasores (buena solución los resaltos “mirebici” en las paradas bus). Aunque resulta evidente que se ha reducido el espacio de circulación y aparcamiento de los coches, esa es la buena dirección, creo que el objetivo final es crear una estructura viaria paralela total a la existente. Desconozco si esta será la tendencia a seguir por los nuevos gobernantes.

Zaragoza nunca será Holanda. Madrid, tampoco.

@Bicicleto_ZGZ  suele tomar como modelo de convivencia ciclista a los Países Bajos y pretende que “su” Zaragoza, a base de vías ciclistas segregadas, se equipare en seguridad y multiplique la práctica ciclista. En mi modesta opinión, yerra de plano. El resultado del proceso que disfrutan los holandeses en la actualidad, con vías ciclistas de muy diversos tipos, pero no sólo eso, es el producto de una lucha frontal, encarnizada, con muchas víctimas mortales sobre el asfalto de por medio, entre el coche y la bicicleta. En otras palabras: @bikes_vs_cars .

Esta disputa, como bien sabe @Bicicleto_ZGZ , parte de una consolidada tradición urbana ciclista que viene de los inicios del siglo XX  y que, tras guerras, posguerras y crisis petrolíferas, ha dado lugar a «la dictadura de la bicicleta», eso es, que viven ahora. Lo que ha pasado en Holanda durante todos estos años es que, por el mero hecho de que morían, eran más y venían de más lejos, los ciclistas han echado a los coches de la calzada y, en los sitios en donde no era posible, o paralelamente a las carreteras, han creado infraestructuras seguras y/o segregadas. Acabo de venir de Holanda y yo, lo que he visto por todos lados han sido carriles-coche, no carriles- bici ¿De verdad crees que son exclusivamente este tipo de vías ciclistas las que proporcionan la seguridad y favorecen la integración de la bicicleta? ¿Crees que los ciclistas de Zaragoza luchan por su espacio en la calzada de los coches o, sencillamente, está apartándose, para siempre, de ella? En dos días me ha dado la sensación de lo segundo.

Stop al coche.
Stop al coche.

En estos días, Madrid elige su modelo. Duplicar el trazado viario, sembrar de vías paralelas ciclistas la ciudad, supondría entrar como un elefante en una cacharrería. La ciudad, está hecha. No hay juegos olímpicos ni tranvías a la vista. Sería muy complicado que la ciudadanía entendiera que para solucionar los problemas existentes de tráfico y contaminación unos cuantos ciclistas pusieran el trazado viario patas arriba. Todos nos odiarían. Y el coste. Y el peligro de los miles de cruces. Las aceras-bici, descartadas. Deberían “despintarlas” todas, menos una, para que quedara cómo muestra de una época en que el coche era intocable. Ya no.

Si lo que se trata es de sacar los coches de la ciudad y de integrar a los ciclistas para hacer una ciudad más sostenible la base fundamental es equiparar, de manera real, las velocidades: Ciudades-30. La base de la integración de los ciclistas en la calzada debería hacerse bajo el principio de restar carriles a los coches y dárselos, compartidos o en exclusiva (según un peligro real), a las bicicletas. Un poco de pintura sobre el asfalto, una ordenanza protectora y mucha educación son suficientes para empezar. Y muchos ciclistas. Somos los ciclistas lo que hacemos carril al circular. Y en las zonas peligrosas o complicadas, aplicar soluciones puntuales que, por qué no, nos puedan segregar unos metros. Esta vez, si, de verdad de la buena, por nuestra seguridad.

Texto y fotos: @deteibols

 

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