Ayer, penúltimo jueves de mes, pude asistir a mi primera Moratacleta, una de las Bicicríticas de barrio más numerosa y que más ruido hacen.
Después de pasar todo el día visitando tiendas para incluir en el directorio, me acerqué a saludar a la gente de Más Que Parches, y lo que en principio iba a ser pasarse a saludar y emprender la vuelta a casa, pasó a ser mi primera Moratacleta. Con un «vente a la Moratacleta que además termina en la tienda donde vamos a invitar a cervezas y sandwiches» fue suficiente para convencerme. Poco antes de las 20:00 salimos dirección a la Plaza del Encuentro para juntarnos con el resto de gente.
Alguna cerveza, risas, anécdotas, un tandem con un altavoz y casi 1 hora de retraso después emprendimos la marcha, corta pero ruidosa, por el barrio de Moratalaz, dirección Puente de Vallecas, donde nos juntamos con gente de Vallecleta, y desde ahí vuelta por la Avenida Ciudad de Barcelona hasta Más Que Parches.
¿Y qué se hace en una Moratacleta?
Pues de repente en un semáforo paramos y hacemos la ola, algún despistado saca el móvil y se cae, lo que hace que todos nos vayamos al suelo imitándole y sobretodo, charlar entre pedaladas contando anécdotas, proyectos, bicis, aventuras y batallitas mientras algún conductor se cabrea, algún otro pita animando la concentración y mucha gente saluda el variopinto pelotón al grito de «mira! los ciclistas!»
El fin de fiesta en la tienda fue la guinda perfecta. Por el «avituallamiento» de cervezas, cocacolas, sandwiches, ganchitos y ensalada de pasta (de bicis, por supuesto), y porque además les hice trabajar un poco porque reventé el cable de freno en la ida a la Moratacleta.
Un rato de buen rollo en el que tomas la calzada y te preocupas lo justo por los coches reivindicando nuestro espacio, el de las bicicletas, en la ciudad, rematado por el compañerismo de la gente y la hospitalidad de Más Que Parches que te hacen sentir como en casa. Habrá que repetir!