Madrid, a 7 de noviembre de 2018
Me siento muy orgulloso, como activista y como ciudadano, por haber introducido en la nueva Ordenanza de Movilidad Sostenible de Madrid un artículo que nos hace ciclistas más libres y empoderados frente al usurpador poder del coche en la calzada urbana. Pero también, encabronadísimo por la ocultación continuada de Sabanés y Calvo del derecho de los ciclistas a elegir por dónde tenemos que circular. Y, siendo ellos tan guais, por convertir a respetables motoristas y automovilistas en acosadores de claxon y ventanilla. Un acoso, que es miedo. Un silencio, cuyo objetivo no ha sido otro que intentar llenar como fuera los carriles bici con la necesaria cooperación de los cochistas. Y que deja, si no consigo evitarlo, mi artículo en letra muerta cuando más se le necesita.
No fue fácil. Tuve que escribir al Defensor del Pueblo, pelear en RRSS y aguantar alguna reprimenda oficial por ello, pero, lo conseguí. Aunque la redacción que propuse en período de alegaciones no coincide exactamente con lo aprobado, el fondo del artículo 167.3. es tan hijo mío, como evidente: “No es obligatoria la circulación ciclista por los carriles específicos, salvo señalización expresa que así lo indique”. Indicar u obligar, esa es la cuestión. Una cuestión que, en ciudades como París, en las que el concepto droit, derecho, es sagrado, nunca tienen miedo a divulgar entre sus ciudadanos. Una libertad de elección, que el Ayuntamiento de Madrid, ni siquiera figurando ya en la Ordenanza, ha sido capaz de transmitir a la Prensa y a los madrileños. Este vacío institucional, este silencio político, vulnera un derecho de circulación que, la propia existencia de la infraestructura ciclista, ya cohíbe (Ver vídeo).
Para los que no valoren el alcance de esta obligatoriedad, dos pinceladas. El Partido Popular sembró la ciudad de aceras bici y de sendas ciclables obligatorias, delimitadas por la señal redonda r-407-a, ó “piruleta”. El propósito de la ominosa Edad del Manzano fue fabricar un ciclismo de ocio y finde, y evitar que la bici no fuera un medio de transporte alternativo en la calzada, reservada en exclusiva a los coches.
Ya con Anabé, se colocaron en enero de 2014 en Las Tablas, dónde vivo, las denominadas S-35, las cuadradas, que en vez de obligar, tan sólo indicaban. Desde entonces, todos y cada uno de los “corrales bici” que ha implantado Ahora Madrid (Santa Engracia, Bulevares, Toledo, Oporto, Pintor Rosales, Gran Vía de Hortaleza, Ascao, Aquitania, Avda. de los Toreros, etc.) y la mitad del reformado Anillo Ciclista, llevan la S-35. Es decir, precaución amigo conductor, NO son obligatorios. No nos pites.
Porque, queridos lectores, los ciclistas urbanos, además de ser la alternativa más sostenible al coche, tenemos derechos. La Ordenanza recién aprobada, en la que los ciclistas vehiculares nos hemos partido el pecho por defender el centro del carril -Gracias Chema Dávila por el capotazo -estipula que los ciclistas podemos circular en la calzada urbana, salvo señalización expresa en contra, por el centro de cualquier carril que se encuentre en nuestro itinerario, o que decidamos escoger en función de las condiciones del tráfico.
En aras de esa libertad de circulación tan saludable, de no fomentar el “vete a tu carril” entre los intolerantes, Ahora Madrid no puede callar ni un minuto más sin informar de nuestro derecho a no usar esos inútiles y, en ocasiones, conflictivos, carriles bici. Ni un segundo más, sin defender a sus ciudadanos ciclistas del acoso que sufrimos y sufriremos por parte de los motorizados. Manuela, tiene que decidir si es más importante hacer de este silencio el cómplice de una nefasta política ciclista que languidece o, por el contrario, conseguir que la próxima legislatura sea, si así lo decidimos los madrileños, la revolución ciclista, o al menos, el Cambio, que todos estábamos esperando.
Carlos Blanco @deteibols
NdR: Este artículo de opinión ha sido enviado a varias publicaciones de información general, local y ciclista, sin haber recibido respuesta alguna para su publicación.