El ciclismo deportivo ha experimentado varios avances desde su nacimiento. Algo tan habitual hoy en día como los neumáticos con cámara, que aparecieron por primera vez de la mano de Dunlop en 1887. El paso del piñón fijo (o libre) al desviador trasero y el cassette con varios piñones. Incluso el cierre rápido, que permitía la asistencia rápida en plena carrera. Los pedales automáticos, los acoples para contrareloj (que se estrenaron con polémica), el carbono en la fabricación de los cuadros, luego ruedas, componentes… Los cambios de levas integrados en las manetas de freno, más recientemente, los cambios electrónicos, y los medidores de potencia.
Los medidores de potencia son la herramienta más precisa para evaluar nuestro rendimiento sobre la bici. Si con un pulsómetro, combinado con un sensor de cadencia sabemos cómo nos encontramos y nuestra capacidad para desarrollar unas determinadas revoluciones comparado con las pulsaciones que somos capaces de aguantar, con un potenciómetro obtenemos la información exacta de cuántos watios de potencia somos capaces de desarrollar en cada pedalada, incluso, con cada pie, incluso, según el modelo, teniendo en cuenta factores externos como el viento.
La polémica
La llegada de los medidores de potencia al ciclismo de competición no estuvo exenta de polémica. Hubo quien pidió la prohibición de estos dispositivos porque convierte al ciclista en un robot y elimina la «intuición», la estrategia, las situaciones inesperadas de carrera, ese rodar por «sensaciones» en siempre ha hecho del ciclismo un deporte atractivo y épico. Y sus defensores dicen que iguala la competición, que provoca otras estrategias y que es tecnología a tener en cuenta en el ciclismo, que ha formado parte de la historia del ciclismo de ruta desde sus inicios.
En el circuito amateur
Las evidentes ventajas y su uso están claros en el circuito profesional, pero el uso del medidor de potencia en el ciclismo amateur está muy extendido. Como sucede con la tecnología hoy en día, los avances son tan rápidos que no es raro encontrar opciones de estos dispositivos asequibles para el ciclista aficionado. Quien busca dar un paso más en su entrenamiento y disfruta de la «competición» en marchas cicloturistas, encontrará una herramienta perfecta para emular el rendimiento de un ciclista profesional.
Tipos de medidores
En tiendas como Todo Triatlón nos encontramos con varios tipos de medidores de potencia. Básicamente hay de tres tipos:
- Integrados en bielas y/o eje de pedalier.
Encontramos desde piezas completas hasta pequeños sensores que se acoplan en cualquiera de estos elementos de la transmisión. Rango de precio muy amplio y medición muy precisa - Integrados en pedales.
Medición muy precisa, precios, por regla general, elevados. - Integrado en el buje de la rueda trasera.
Estos últimos suelen ser los más económicos.
Hay otros tipos de medidores de potencia, más pequeños, que se pueden integrar en zapatillas o en otros sitios pero que, en ocasiones, no son todo lo fiables que esperamos de un dispositivo así.
¿Eres un ciclista amateur? ¿Has pensado comprar uno? ¿O ya lo tienes? ¿Cuál es tu valoración si ya haces uso de esta «ventaja»? Comparte tus ideas en los comentarios.