Se acabó la Semana Santa, y lo notamos. El lunes vuelve a pesar. El reloj suena demasiado pronto, y en el espejo asoma esa cara de “me vendría bien una semana más de vacaciones”. Pero si vives en Madrid, quizás no haga falta esperar tanto. El próximo 2 de mayo, Día de la Comunidad, ya está a la vuelta de la esquina. Y mientras llega ese puente, hay una forma sencilla de disfrutar un poco cada día, como si tuvieras una pequeña escapada diaria: ir al trabajo en bici.
El placer de empezar el día pedaleando
Puede sonar exagerado, pero quien lo ha probado lo sabe: ir al trabajo en bici transforma el día. No hablamos de rendimiento deportivo ni de llegar sudando a la oficina. Hablamos de 20 minutos de movimiento, aire en la cara y sol en la piel. Porque sí, tras semanas de lluvia, el sol vuelve a asomar y las temperaturas empiezan a subir. Las calles de Madrid se llenan de luz, y la bici se convierte en el mejor lugar desde donde ver el cambio de estación.
Y en medio de ese camino, a veces ocurren cosas. Como el otro día, que me crucé con una compañera de universidad que no veía desde hacía años. Ella iba en coche, yo en bici. Nos miramos, nos reconocimos, y gracias a un semáforo en rojo tuvimos un minuto para saludarnos y ponernos al día. Si yo hubiese ido en coche, nunca la habría visto. Ella habría sido solo otro par de faros más en la M-30.
El viaje es el destino (aunque vayas a currar)
En coche, todo es un bloque de tiempo: atasco, música, acelerones y freno. En metro, a menudo es peor: empujones, falta de aire, miradas al suelo. Pero en bici, el camino se convierte en parte del día. Puedes elegir rutas distintas, pasar por parques, notar los olores. Madrid en primavera huele a tierra húmeda, a flores recién abiertas.
Hay quien va escuchando un pódcast, quien va en silencio, quien se para en una panadería de barrio a por el desayuno. Quien simplemente pedalea, sin pensar demasiado. Ir en bici te conecta con la ciudad, con tu barrio, con tu cuerpo. Y todo eso sin dejar de llegar puntual.

La ciencia también lo dice: ir en bici al trabajo es salud
Un estudio publicado en el British Medical Journal (BMJ, 2017) analizó los hábitos de más de 260.000 personas en Reino Unido y concluyó que ir al trabajo en bici reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares y cáncer de forma significativa. Quienes pedaleaban a diario tenían un 41% menos de riesgo de morir por todas las causas en comparación con quienes iban en coche o transporte público.
No es magia, es biología. Ese movimiento constante, ese ligero esfuerzo, activa el sistema cardiovascular, mejora el estado de ánimo y regula el metabolismo. Y lo mejor: lo haces casi sin darte cuenta. Mientras ves cómo florecen los almendros del Retiro o saludas a la señora que riega su terraza en Lavapiés.
Una pausa dentro del ruido
Madrid no es silenciosa, pero en bici puedes encontrar tu propio ritmo. Puedes parar en medio de una cuesta, mirar el cielo y notar que hay sol. Que ya no llueve. Que por fin puedes guardar el chubasquero. A veces basta con eso para que el día se sienta distinto.
Y cuando llegas al trabajo, llegas con otra energía. No solo más despierto, sino con la sensación de que ya has vivido algo antes de empezar. Como si cada mañana tuviera su propia historia, su pequeña aventura. Como si las vacaciones no se hubieran terminado del todo.
Próximo destino: tu oficina
Este 2 de mayo, muchos aprovecharán para salir de Madrid. Pero mientras tanto, puedes regalarte tu propia microvacación cada día. Sube a tu bici, respira hondo y mira a tu alrededor. Puede que el mejor momento del día ocurra antes de fichar.
Y si aún no lo has probado, hazlo esta semana. El sol está de vuelta, el aire huele a primavera y tu ciudad se ve mucho mejor desde el sillín de una bicicleta.
Madrid en Bicicleta es una comunidad para quienes pedalean sin prisa, sin lycra y sin humo. ¡Únete y cuéntanos tu historia!