La protección (en bici) es para el verano

La protección (en bici) es para el verano

Desde siempre se ha dicho que «las bicicletas son para el verano» por la obra de Fernando Fernán Gómez. Y como esta frase es completamente cierta y, durante el periodo estival, el uso de las bicis aumenta, en Madrid en Bicicleta queremos recordarte lo importante que es la protección más allá del casco.

La piel

El verano nos trae el calor, más horas de sol y, por tanto, mayor exposición a los rayos UV dañinos para este órgano que además del más grande del cuerpo es la primera protección que tenemos. Además, el aireal que estamos expuestos reduce significativamente la sensación de «picor» del sol, por lo que no podemos descuidar esta tarea.

Lucir «moreno ciclista» con las marcas finas de maillot o culotte no es sinónimo de tener que sufrir quemaduras por exponernos durante demasiadas horas al sol. Por eso la recomendación es utilizar cremas con factor de protección 50, aplicada media hora antes de salir a pedalear y, si es posible y en función de la duración de la ruta y el momento del día en el que se desarrolle, aplicar un recordatorio a mitad de camino.

Poco a poco podremos ir reduciendo el FPS, hasta el 30, según la melanina en la piel se vaya activando y consigamos mayor resistencia.

Los ojos

Siempre que montamos en bicicleta es imprescindible proteger los ojos. Incluso con lluvia, la posibilidad de que nos entre algo en un ojo es elevada y, por eso, hay que llevar lentes específicas.

Unas grandes desconocidas son las gafas fotocromáticas de ciclismo, pero desde aquí queremos resaltar las características de este tipo de gafa que las hacen ideales para casi cualquier época del año y, por tanto, una gran inversión en material ciclista.

En verano, si queremos evitar las horas de más calor, sea cual sea la práctica del ciclismo que realicemos, solemos escoger primera o última hora. En ambos casos, salir directamente con unas gafas de sol nos resta visibilidad, por lo que una lente fotocromática, que se adapta a la luminosidad del ambiente, nos da la polivalencia necesaria hasta para poder pedalear sin luz solar.

La bicicleta

Correcto, además de protegernos nosotros, tenemos que poner especial atención a la protección de nuestra bicicleta.

En clima seco los componentes de la transmisión de la bicicleta reciben más polvo y arena, por lo que el engrase de la cadena (el principal artífice del desgaste y deterioro de piñones y platos, básicamente) debemos realizarlo más habitualmente que de costumbre.

También, la mayor presencia de los coloquialmente llamados abrojos (restos secos de pequeñas semillas con púas) hacen más común el sufrir un pinchazo. Por este motivo, ir preparados con una o dos cámaras de repuesto, además de bomba e, incluso, tratar de prevenirlo con líquido antipinchazos aplicado antes del verano, es garantía de terminar la ruta correctamente.

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