Un compañero de trabajo asegura que se vendría desde Alcorcón a Madrid en bici si hubiera “un buen carril bici, como en Europa”. La excusita, muy popular entre los que usamos la bicicleta como medio de transporte, se perfecciona a los pocos segundos de reflexión: “Bueno, algún día”. Al colega le sobra una cultura de la movilidad basada en el coche. Por desgracia para nuestros pulmones, no se trata de un caso aislado. Un gran número de residentes de los municipios limítrofes a Madrid, expansivas ciudades dormitorio en los setenta, crecieron en la dependencia del coche y conceptuaron la bicicleta como un vehículo de ocio y deporte. Una tendencia y una desafección ciclourbana, con querencia al carril bici redentor, que, a pesar de la iniciativa BiciSur de 2013 (*), sigue costando una Titan Desert cambiar.
Atraído por la foto-denuncia de Victor Crespo en la que se quejaba de que en la peatonalizada calle Mayor de Alcorcón se prohibiera la circulación de bicicletas y no la de vehículos a motor, me lancé a descubrir el estado del ciclismo urbano de la localidad alfarera e intenté comprender los motivos que justificaban tan aparente agravio. Quise ir un poco más lejos: ¿Pueden las señales de tráfico y las vías ciclistas definir el modelo de ciclismo urbano de una localidad?
Aunque de sobras es conocido el cachondeíto que me traigo a través de las RRSS contra el alcalde David Pérez por defender en los tribunales la libertad del circulación de sus vecinos con coche frente al protocolo anti-contaminación de Madrid, y es público y notorio mi rechazo a la defensa que hace su madrina Esperanza Aguirre en Madrid del derecho de circulación de los conductores madrileños frente al resto de usuarios de las vías públicas, intentaré exponer la situación de la manera más honesta posible.
¿LA BICICLETA, URBANA?
En la temporada 1983-84 Diego Manzanares me fichó por una pastita para defender los colores de la AD. Alcorcón en la división nacional de juveniles. Tenía 18 añitos y unas ganas enormes de seguir los pasos de Carlos Arroyo, que acababa de ser fichado por el Valencia. Recuerdo que salía de la estación y tenía que caminar unos dos kilómetros hasta el Santo Domingo para ir a entrenar. Si tenía suerte, algún padre me acercaba al terminar, pero, si no, el duro entrenamiento del míster Leoz se prolongaba media horita más. De haber podido meter mi bicicleta en el tren y de haber habido carriles bici, que no había ni en Madrid, la experiencia habría sido menos agotadora.
A finales de 2008 estaba a punto de adelantarse el alcorconazo ciclista urbano. Gobernando el PSOE de Enrique Cascallana, se aprobó el Plan Bici Alcorcón en el que se decidió que la mayoría de los 50 km de vías ciclistas previstas que se ubicaran en las calles principales fueran del tipo acera-bici o senda ciclable, mientras que las de la red secundaria fueran carril-bici unidireccional en calzada. Así mismo, se aprobaron 211 aparcabicis y se sentaron las bases para un servicio de bicicleta pública que no llegaron a materializarse por, según se dijo, la “crisis económica”. Aunque también habría que reseñar que desde la entrada en el gobierno de David Pérez (PP), en mayo de 2011, apenas se ha hecho nada por apoyar el despliegue de la bicicleta como medio de transporte en esta localidad del BiciSur.
La mayoría de los datos recogidos para la elaboración del PMUS, aprobado en febrero de 2016, confirman que aquel gatillazo socialista dejó graves secuelas. En los aforos realizados en las aceras-bici en el año 2014, las intensidades iban desde 0 bicicletas en el tramo nº2 (avenida del Oeste entre las calles Pinos y Alfredo Nobel) y 27 en el tramo nº1 (avenida de Móstoles, entre las calles Guindales y Los Alpes). El promedio diario, señalan, era entre 2 y 17 bicicletas. Según concluye el informe, “el uso de la bicicleta en vía propia es, en términos generales, muy escaso” (“ninguna bicicleta en 24 horas”, en algún tramo) y “en la calzada”, desalentador, representaba “del orden del 0,05% de todos los vehículos”. Además, los 22 km de carriles ciclistas existentes “no conforman una red estructurada”.
De todos aquellos trabajos salió una propuesta de Ordenanza de Movilidad y Circulación que se aprobará con toda probabilidad a lo largo de 2017 y que, básicamente, se define por la prohibición de circular por aceras y zonas peatonales (“bajarse” y “caminar con ella sujeta del manillar”), la limitación a 20km/h en aceras-bici y, sorpresa, por establecer la circulación en calzada por el centro del carril. ¿Una apuesta de futuro que puede marcar un cambio de tendencia? No creo. Según nos confirma el subdirector jefe del área de movilidad, por el momento no hay ninguna vía ciclista segregada en la calzada ni nada que se parezca a un ciclocarril de los que se estilan por la capital. Paradójicamente, desde el año 1982 existe la Peña Ciclista Ondarreta, cuyos 75 socios se definen como “apasionados del ciclismo de carretera”, y que honran a patrón de la localidad, Santo Domingo de la Calzada, fuera de ella, haciendo salidas en grupetas todos los domingos desde febrero a octubre.
A lo largo de los tres días que he circulado y caminado por Alcorcón, he podido comprobar que los resultados anteriores, lamentablemente, se confirman. Aunque algunas de las aceras bicis, obligatorias, conectan con la estación de Cercanías/MetroSur, no he visto ni una sola bicicleta aparcada en su flamante aparcabicis que denote algo de intermodalidad. En la calle Mayor, he visto dos ciclistas de carretera, que han tomado las de Villadiego cuando han visto aparecer la patrulla de la policía local, y otro par de urbanos, quizás tres, a los que ni siquiera han prestado atención. Visto lo escaso del personal, no es de extrañar que el aparcabicis universal frente al Ayuntamiento esté siempre vacío. Debería haberme hecho un selfi con el único ciclista que me encontré en el parque de La Rivota. Aún recuerdo su cara. Llevaba una MTB y tenía el pelo blanco. El día era soleado, casi primaveral. Paseaba.
MÁS PEATONAL
La calle Mayor de Alcorcón de encuentra en el casco antiguo de la población, junto a la iglesia de Santa María la Blanca y al Ayuntamiento. Antes del boom inmobiliario, era la salida natural hacia los Carabancheles y el acceso a la antigua carretera de Extremadura. En la actualidad, es la conexión más directa desde Cercanías y Metrosur y un pasadizo natural entre las zonas este y oeste del pueblo. Desde diciembre de 2015 en que se colocaron unas veinte señales verticales, está absolutamente prohibido atravesarla en bicicleta bajo pena de 200 euros de multa (*). No siempre fue así.
En el año 2009, Balbina Fernández (PSOE) pilotó una arriesgada reforma y peatonalización de la parte final de la calle hasta la rotonda de la calle de los Cantos. Según explica, “se trataba de un ambicioso proyecto integral que pretendía peatonalizar y arreglar el deterioro del casco urbano, eliminando las barreras arquitectónicas y los bolardos, restringiendo la circulación de vehículos a motor y quitando plazas de aparcamiento fijas por otras de rotación”.
Como quiera que la reforma se planteó más como una zona de coexistencia/residencial en base a la señal S-28 que como estrictamente peatonal, la circulación de bicicletas estaba permitida. Con todo, se trataba por entonces de un asunto secundario. El actual portavoz de IU-LV, Juan A. López Tinaquero, que apoyó en aquellos años esta reforma socialista, opina que la prohibición a los ciclistas entra dentro de «la dinámica y caciquismo del PP de prohibir y de animar a usar el automóvil», además, concluye de manera contundente, «coarta la libertad del ciudadano».
Como suele suceder en estos casos de síndrome de abstinencia motorizada, los pequeños comerciantes de la zona, carne de instrumentalización política, pusieron el grito en el cielo con obras al inicio de 2010 y alegaron que aquello iba a ser “un desastre en todos los sentidos” (*). Las quejas venían determinadas principalmente por la ausencia de zonas de carga y descarga (Galería de alimentación) y de aparcamientos que iban a convertir las calles aledañas en “ratoneras”. Alegaban, también, que las molestas obras, en plena temporada de rebajas, repercutirían en los balances y que no vendrían tantos clientes caminando. Por suerte, el Armageddón casi nunca llega.
Para controlar el acceso del tráfico motorizado, se estableció una “zona de acceso restringido o prioridad peatonal” que iba a ser controlada por cámaras y se colocaron señales en la calle Mayor y aledañas. Las normas especiales de circulación de los vehículos autorizados (Residentes, comerciantes, garajes, especial, como mudanzas, y todos los oficiales y de servicios) limitaban la velocidad a 20km/h y establecían la “prioridad peatonal”. El punto número tres del decreto de 17 de enero de 2011 que lo regulaba, explicaba que los peatones podían utilizar “toda la zona de circulación”, pero, y esto me parece una intolerable derrota peatonal, “absteniéndose de estorbar innecesariamente a los conductores de vehículos”. ¿Estorban los peatones en su territorio de baldosas, sin asfalto, a los vehículos, con o sin motor?
MÁS COCHES.
En el mes de julio de 2011, apenas unos meses de su nombramiento, el alcalde Pérez anunció la apertura al tráfico de los corredores de las calles Mataderos y Soria y cargó duramente contra la reforma, “un problema verdaderamente grave”, de su antecesor. «El PSOE”, declaraba (*),“hizo un plan de anti-movilidad, asfixiaron al centro de la ciudad y nuestro compromiso era volver a abrir el centro para que volviera a tener movilidad y actividad». Cinco años después, la calle Mayor de Alcorcón es una calle rebosante de vida peatonal y repleta de pequeños comercios. Es muy ancha, y se puede hablar sin gritar. Hay tramos en los que Esperanza Aguirre perdería en metros lineales de peatonalidad, con su particular sistema de medición, con la mismísima Gran Vía. Aquí, en Mayor St. of Álcorcon, hay muchos bancos en los que se sientan las personas mayores a ver pasar, despacito, la vida, y un montón de cochecitos en los que por una moneda, los niños pueden ser pioneros del lejano oeste o piloto de carreras.
A primera hora de la mañana, se combina el deambular acelerado de los peatones que acuden al trabajo en penumbra con los faros de los vehículos a motor que, hasta las 11h, están autorizados, sobre todo para carga y descarga y servicios. Poco a poco van a abriendo los comercios y los alcorconeros toman, de pared a pared, la avenida, en un incesante y pausado caminar que fulmina, al menos en esta zona, el estigma de ciudad dormitorio. Preguntas a cualquiera de ellos y te cuentan su vida. Te acompañan, sin que se lo pidas.
En la calle Mayor está completamente prohibida la circulación de esos vehículos denominados bicicletas. Sin embargo, hemos podido comprobar, dando la razón al denunciante Crespo, que el tráfico de coches es incesante, por el, en mi opinión, exceso de vehículos autorizados en horario restringido. Más allá de este horario y de las restricciones de acceso, el trasiego continúa a través de los pasadizos este/oeste que habilitó Perez en la calle Matadero/Fuenlabrada, en peligrosa y cerrada pendiente, y en la calle Soria, en peligroso cruce, que no tienen limitaciones. Tal es así, que los vehículos privados a motor irrumpen en la zona “peatonal” a su antojo, haciendo de las baldosas asfalto y orillando a los peatones.
Definitivamente, la calle Mayor es, en la práctica, una zona de coexistencia, mucho más que la peatonal que indican las señales de prohibición. Diríase que el coche se encuentra a sus anchas y que la bicicleta ha sido excluida de la circulación con la excusa de no molestar a los peatones. Pero: ¿Cómo se justifica esta prohibición tan recalcitrante? ¿Ha habido quejas de vecinos y comerciantes relacionadas con la circulación de los, escasos, ciclistas? ¿Ha habido accidentes? ¿Hay sanciones?
SIN BICI
Para obtener una respuesta oficial por parte del Ayuntamiento de Alcorcón, he requerido en cuatro ocasiones a la actual concejala de Seguridad y Emergencias, Ana Gómez Rodríguez para que explicara y justificara los motivos de esta controvertida medida, pero dado el tiempo transcurrido, supongo que ha preferido guardar silencio. También, se ha requerido en dos ocasiones al grupo municipal Ganar Alcorcón, que podría aportar una visión diferente del asunto ciclista, pero tampoco ha habido respuesta. Espero que la publicación de este artículo les anime a compartir sus opiniones.
“Ahora hay más señales que bicicletas”, afirma Balbina Fernández a la vista la rocambolesca situación ciclista que se da en la calle. En su opinión, esta sobreprohibición, y el no haber continuado con los proyectos en marcha, ponen de manifiesto la “animadversión” del alcalde Pérez hacia la bicicleta como medio de transporte. Sin embargo, aunque queda claro su rechazo a la entrada de vehículos a motor y a la masiva colocación de bolardos, percibo cierta tibieza con las bicicletas. Reconoce, que desde que se produjo el bombardeo de señales, no ha habido ninguna queja oficial desde su partido pidiendo la retirada. ¿Las quitaría el PSOE, si gobernara?, pregunto. “Si”, responde, sin dudar. ¿Y si esto supusiera un problema de convivencia con los peatones?: “Nos lo plantearíamos en su momento”, concluye.
Fran es un ciclista urbano de Alcorcón que atraviesa la calle Mayor, “a una velocidad razonable” y “delante de la policía” todas las mañanas para incorporarse a su puesto de trabajo, cerca del parque de La Rivota. Entiende perfectamente que en esa calle hay un colectivo de personas mayores que son peatones “más vulnerables” y con los que no ha tenido «ningún problema». Desde su punto de vista, el alcalde Pérez pone esta prohibición atendiendo a las demandas de “su electorado” y sería más partidario de fomentar la “convivencia” entre peatones y ciclistas, poniendo como ejemplo Madrid-Río.
Kiko, otro ciclista urbano local que pasa a menudo por allí, y que tiene gran experiencia en la educación de escolares ciclistas, denuncia el “contrasentido” que supone el hecho de que se permita la circulación de vehículos a motor y no a las bicicletas. En su opinión, es una medida “contracorriente” que pone “barreras” al desarrollo de la bicicleta. ¿Es el alcalde Pérez anti-bici, pro-coche o, simplemente, se trata de una cuestión de mentalidad local? Soy pesimista. Creo que las tres.
EL FUTURO
Circular en bici por las calles de Alcorcón no parece especialmente complicado ni arriesgado para un calzadista. Salvo en la zona del casco antiguo, en que la circulación por el centro del carril metería tus ruedas en las alcantarillas, el resto de las calles por las que he circulado están bastante pacificadas. Sin embargo, el alcorconero es partidario de la circulación en vías ciclistas sobre las aceras y, parece, otras zonas peatonales. Balbina Fernández opina que estas vías son “necesarias para el aprendizaje” de la población. En mi opinión, podrían borrar de la nueva Ordenanza lo de la circulación por el centro del carril “de los coches”. Ni se da en la actualidad, ni se la espera.
Para que un futuro servicio de bicicleta pública “bajara” a los ciclistas alcorconeros a la calzada habría que volver a eliminar al Real Madrid de la Copa. Mientras tanto, podrían empezar por quitar los stop que anulan, ilegalmente, la preferencia de paso de los ciclistas en las aceras bicis de la zona de la estación. Mucho más teniendo en cuenta que la colocación de las P-22 es la norma en el resto de la localidad.
Por @deteibols
1.- BiciSur. Proyecto del Consorcio de Transporte para fomentar la intermodalidad entre bicicleta y transporte público que englobaba a los siguientes municipios de la zona sur: Getafe. Leganés, Fuenlabrada, Móstoles y Alcorcón, además de los barrios más próximos de la capital como Las Águilas, Carabanchel Alto y Villaverde. Aquí, el plano de vías fáciles para circular en bici.
2.- Según indica artículo 121.5.5ª de la Ordenanza de Circulación.
3.- https://vecinoporalcorcon.blogspot.com.es/2010/05/obras-en-la-calle-mayor.html
4.- http://www.gentedigital.es/alcorcon/noticia/614872/las-calles-soria-y-matadero-abriran-al-trafico-rodado/