Madrid, a 17 de junio de 2018.
Por Carlos Blanco @deteibols
El gerente de la EMT y BiciMAD, no me invitó, pero, como cantaba la Torroja, yo fui. La Jornada iba precedida de un paseo en bicicleta con Areli Carreón, la alcaldesa de la bicicleta de CDMX (Ciudad de México), y como quiera que Álvaro me recibió con corrección, lo cual le honra con la sarta de latigazos que le doy, y que merece, fui un buen chico sobre la bici y en el auditorio, semivacío, respeté a sus invitados. No hice uso del turno de palabra, pero, faltaría más, no subí la calle Toledo por el carril bici. La alcaldesa circuló en una BiciMAD, Álvaro y Carlos, el de Getafe, en sus propias bicis, y Ramón Linaza y yo…cada uno por su lado. Estamos regañados.
El acto se dividió en dos etapas. La primera consistía en la presentación por parte de los investigadores Gutiérrez y Romanillos del proyecto HUELLACICLISTADEMADRID. ¿Te mueves en bici? Deja tu huella. Un interesantísimo estudio con un gran despliegue tecnológico que pretendía determinar por dónde nos movíamos los ciclistas urbanos, los bicimensajeros y los usuarios de BiciMAD. Hasta los 21 minutos, ojo al dato, la bicicleta es el medio de transporte urbano más competitivo. ¿A qué estás esperando?
Además de conocer las velocidades medias, la longitud, duración, situación y periodicidad de de los trayectos ciclistas, la huella ciclista confirmó que por el denominado Eje Norte-Sur subían y bajaban un montonazo de ciclistas: sin duda, disfrutando de sus últimas pedaladas de libertad antes de ser encarrilados y reproducirse como esporas de mágica sostenibilidad. También, que es de una insolencia supina, una pedrada al progreso humano, contar una completa red de bicicletas públicas de pedalada asistida que no llegan ni a la vuelta de la esquina. En fin, datos, datos y más datos que me partieron el alma a la primeras de cambio. ¿Para qué nos pueden servir…?: “Para saber dónde hay que colocar las infraestructuras” (vulgo, carriles bici). El conocimiento, el saber, al servicio de la segregación. Y, claro, Álvaro se comprometió a darles más madera.
La segunda parte fue de la alcaldesa, y luego hubo un turno de preguntas que, por fortuna, Marisol Santos se encargó de des-segregar y des-sevillizar. La chilanga Areli no hablaba, ni luego ha tuiteado, como una representante de los ciclistas, sino como alguien con una perspectiva mucho más amplia. Nos platicó de una ciudad y alrededores de entre 9 y 22 millones de habitantes, de un tráfico insufrible y de un aire irrespirable, de un enfoque decidido hacia la incorporación de las mujeres ciclistas, de la urgencia climática y…de infraestructuras (vulgo, allí, ciclovías). Su filosofía de unir los puntos en común ciclistas y dejar atrás las diferencias, para abrazar las ciclovías, claro, casi me convence. Casi, porque tiene una mezcla de fondos y formas que te llegan. Eché de menos, en su debe, que no resaltara BiciMAD como un elemento de empoderar a las mujeres, porque lo es.
Areli es ecologista. Es fundadora del veterano colectivo ciclista urbano Bicitekas y fue elegida hace un año alcaldesa con motivo del Foro Mundial de la Bicicleta (FMB6) celebrado en México. Se trata de una figura honoraria, que sigue los pasos de ciudades como Amsterdam o Copenhague. Cuenta con un equipo de colaboradores y unos objetivos dignos de un Ministerio de Movilidad: cuatro secretarías, cinco defensorías, cuatro direcciones, 32 concejales de la bici y, por si fuera poco, un consejo asesor que termina con uno de nuestros tuiteros habituales, Xavier Treviño (@xtrevi). Le he preguntado de donde procede la financiación de tamaño aparato, por aquello de valorar la pureza de sus intenciones segregadoras, pero no ha creído conveniente contestarme. Quizás después de este artículo, lo haga.
Termino. Resulta imposible comparar un CDMX ciclista con un MAD ciclista. No creo que la la alcaldesa conozca muchas ciudades en que las que se pueda pedalear por la calzada libre como la nuestra. Aquí, no somos héroes, no morimos en el intento. No conozco aquello, pero por los vídeos y los comentarios que nos llegan a través de las RRSS, un ciclista urbano de allí vale menos que el faro de un coche. Es una situación terrible y, quizás, la única salida del abismo sea la segregación. O, quizás, sea un paso más hacia él.
Por Carlos Blanco @deteibols