¿Cuántos coches crees que debería haber circulando? La realidad

En nuestra utopía ciclista la respuesta sería CERO. Pero… ¿Somos realistas? ¿Y consecuentes? ¿O en ocasiones somos hipócritas? Vamos a intentar descubrirlo.


No se si hablo en nombre de todo el mundo (alguno ya está diciendo «¡NO! ¡Yo no soy así!» antes ni siquiera de haber empezado a exponer las ideas que ahora mismo se agolpan en mi cabeza. Así que vamos a intentar responder a esas preguntas.

¿Se puede vivir en una sociedad con CERO coches?

La respuesta es directa: NO. ¿Estamos todos de acuerdo? Supongo que si, pero bueno, por si alguien tiene alguna duda, a una eventual respuesta del tipo «SI, y ojalá desaparezcan», habría que plantearse: «¿Y tu? ¿Nunca coges el coche? ¿Ni siquiera el de un amigo? ¿Ni siquiera un taxi? ¿Y cómo llegan los repuestos de nuestras bicis a nuestra tienda favorita? ¿Y el comercial del representante de la marca de esos productos? ¿Cómo visita las tiendas de bicicletas?».

Así es, plantearse una sociedad sin ningún coche circulando es completamente inviable. Y es que esas preguntas son sólo cuatro cosas que se me han ocurrido en un momento, pero no podemos olvidarnos de cómo algún medio se echaba encima de los nuevos cargos electos por «abandonar» el transporte público o la bicicleta después de la foto del primer día. Algo que responde a temas de agenda. Y es que hay muchos profesionales que por cuestiones laborales, precisan del coche para moverse por la ciudad. Que además no pueden disponer de una ducha o espacio para asearse en cada rincón. También hay diferentes niveles y capacidades físicas, gente con lesiones, con prescripción médica para evitar determinados ejercicios. Y la lista de circunstancias en las que el coche se hace obligatorio es eterna.

Entonces… ¿Cuándo nos quejamos por un atasco?

Desde nuestra mentalidad, yo al menos, muchas veces pienso «Qué horror de tráfico. ¿No se dan cuenta que en bicicleta se ahorrarían el atasco?». Y seguramente me esté equivocando en un ¿50% de los conductores? Es decir, no conozco caso por caso, no se cuantos de esos conductores tienen alguna de las circunstancias en las que el coche es imprescindible. Entonces estamos, al menos de pensamiento, cayendo en el mismo «pecado» del que culpamos a los que conducen. No estamos poniéndonos en su piel.

Incluso, y creo que más de uno conocerá a alguien, hay ciclistas que juegan con la provocación. Evidentemente no es una justificación (yo creo que también me he sentido molesto con algún coche y he provocado situaciones nada recomendables), es una consecuencia de circular pensando exclusivamente en nuestra utopía ciclista. ¿Y cuando esto se vuelve contra nosotros? Hasta le puedo dar la vuelta a la situación. ¿Cuántos de vosotros, ciclistas urbanos, habéis sido acosados en los últimos 6 meses? ¿Cuántas veces? Y por otro lado… ¿Con cuántos coches os habéis podido cruzar? Entonces porcentualmente son pocos los conductores que os han increpado ¿Verdad? Sin embargo, si habéis perseguido a un coche para recriminarle una maniobra… ¿Con cuántos ciclistas se puede haber cruzado ese conductor? Muchísimos menos que coches, seguro. ¿Entonces resulta que porcentualmente somos más «agresivos»?

Conclusión

Más de uno ni se verá reconocido en este artículo, algún otro dirá que nunca toca un coche (me gustaría verlo) y otros serán santos varones que respetan todas y cada una de las normas (esto da para un artículo por sí solo). Pero yo prefiero quedarme en el punto medio. Lo que sería «mi verdad».

Mi verdad es que cuando es necesario y hay que coger el coche, lo cojo. No me gusta porque muchas veces acabo irritado con el tráfico, pero se que no tengo más remedio. La realidad es que todos nos hemos saltado alguna vez un semáforo, y circulado por la acera y en dirección prohibida. Aunque sea justificadamente porque no venía nadie, porque había espacio de sobra o porque íbamos con prisa y nos aseguramos de no encontrarnos con ningún otro coche. Pero si eso lo empezaramos  a hacer todos (conductores incluidos) empezaría el caos. Yo pienso esto cada semáforo que me salto. Y en muchos acabo por esperar a la luz verde. Entonces la «responsabilidad» de crear un buen equilibrio entre coches, motos, bicis, transporte público y peatones no está nada más que en uno mismo. Si sabemos cuando debemos recurrir a un medio de transporte u otro. Y ahí encontraremos el ideal. El ideal de no ir a comprar el pan a tres manzanas de nuestra casa en coche (por ejemplo).

 

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