¿Talibanes de la bici?

Yo para empezar no me considero verdaderamente «influyente». Es algo que he comentado con Jorge de Madricicleta y con Isabel Ramis de Muevete en bici por Madrid: Si hiciésemos un análisis serio de quien visita nuestros blogs, nos daríamos cuenta de que estamos intentando concienciar a gente que ya usa la bicicleta. Vamos, que le estamos vendiendo hielo a esquimales en el polo norte. No es que no sea necesario, ni que sea inútil, es simplemente que quien no piensa en coger la bici para (por ejemplo) ir a trabajar, o, sin ir más lejos, para ir a comprar el pan en su vida cotidiana, no consulta ninguna web relacionada con las bicis. Con suerte, si está buscando consejos para comprar una bici barata puede acabar en alguno de estos sitios y ver que hay gente que da consejos para ir a trabajar en bici… Pero al no ser una persona con esa costumbre, ni lo leerá.

¿Entonces cuál es nuestro target? En función del contenido y posicionamiento de cada web veremos que unos llegan a más ciclistas, otros a más «foráneos» al mundo de la bici, pero en general, quienes participan y los blogs más reivindicativos siempre son usuarios de la bici urbana convencidos de sus beneficios no solo para ellos, sino para el mundo en general. Y es este grupo de usuarios el que de vez en cuando se comporta como una casta superior al resto de mortales, conocedores de una verdad, que además ponen en práctica que es el uso de la bici… Y ojo, no lo digo como una crítica, yo mismo siempre que puedo en conversaciones con amigos y no tan amigos suelto un «¿y por qué no vas en bici?» que suele iniciar un debate del que hay difícil salida en la mayoría de los casos.

Lo que me sorprende es que estos usuarios, nosotros, tenemos cada uno una opinión sobre como se deben hacer las cosas y el papel de responsabilidad de cada uno.  Y eso muchas veces lleva al fundamentalismo. Fundamentalismo en discusiones sobre si se debe obligar o no el uso del casco, sobre el uso de las aceras, sobre respetar las normas, lo que se puede y no se puede hacer… Y en esas discusiones curiosamente no participan los que no suelen coger la bici. Si tu a una persona que siempre va en coche a trabajar, aunque trabaje a 3 km de su casa, le dices que no usas casco, te dirá «muy bien» y ahí se quedará el asunto. Si algo así lo compartes con otro ciclista, puedes tirarte horas discutiendo sobre las ventajas o desventajas del uso del casco, sobre si la normativa es aplicable en un caso u otro, sobre si… Lo dicho, horas en una discusión entre ciclistas, personas del mismo colectivo, que vista desde fuera nos pone como «talibanes» en el uso de la bici. Y menos mal que si estas discusiones se dan en twitter o en los mensajes de un post, o en una página de Facebook, no nos leen los no usuarios de la bici. ¿De verdad es necesario ser tan estricto? ¿Lo somos nosotros en todo lo que hacemos? ¿Beneficia esta actitud nuestra imagen? ¿O la ensucia?

Y por otro lado tenemos el tema de la normativa. Hace poco leí un post sobre el limbo legal en el que nos movemos los ciclistas. Como no pagamos impuestos, no tenemos determinadas obligaciones, podemos ir por la acera el tramo que consideremos oportuno… Algo que a todas luces parece ir en contra de la filosofía de promover un uso responsable de la bici para que esta sea reconocida y respetada, en lugar de odiada y vista como un vehículo que se salta normas. Pero el caso es que el artículo era totalmente cierto, y es que me encantaría saber si realmente los que proclaman normas para la bicicleta como algo que hay que cumplir siempre las cumplen ellos mismos. Y es que estoy convencido de que no hay ciclista que NUNCA se haya saltado un semáforo en rojo, que NUNCA haya atajado un tramo por la acera, que NUNCA haya circulado por el carril bus… Y así con todas y cada una de las normas que se os ocurra.

Por eso quería que este post fuera más bien una manera de pedir calma en discusiones que no llevan a ninguna parte. Que es mejor debatir que discutir, que las normas se intenten hacer de manera flexible, y que antes de hacer afirmaciones rotundas pensemos si es la manera correcta de enfocarlo o estamos mirándonos al ombligo. Y dejemos que cada uno descubra la bici a su manera, se aficione a su uso, y perciba lo que hace mal o lo que hace bien sin sentirse fiscalizado, sin miedo a que le multen (con una multa de verdad también se aprende), y con la conciencia de ir por el buen camino al estar usando la bici como medio de transporte.

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