Después de más de 4 años trabajando en una tienda de bicis, pasando 8 (o más) horas al día entre los mejores modelos de bicicletas de montaña, carretera, la ropa último modelo, toda clase de accesorios y atendiendo a todo tipo de ciclistas, llegué a la conclusión de que la bicicleta es una moda cíclica (nunca mejor dicho) y que siempre hay eventos que hacen que esto de la bici vuelva a estar en boca de todo el mundo.
Durante el confinamiento todos nos vimos en la necesidad, casi obligación, de mantenernos en forma en esa situación de encierro en nuestras casas. Había quien corría por su casa trazando la máxima distancia posible (salón, pasillo, habitación… vuelta, en mi casa, en total unos 15 metros por trayecto. Y así, había valientes que llegaban a un número impensable de kilómetros. Otros subían y bajaban escaleras dentro de su mismo edificio. Algunos tiraban de youtube con sesiones de fitness…
¿Y qué pasó con los aficionados a la bici?
Los rodillos agotados en todas partes, las aplicaciones interactivas y con interacción entre usuarios vinculadas a rodillos (zwift, bkool…), con récord histórico de registros y muchos organizándose en grupos con salidas «en grupo virtual» prácticamente todos los días. ¡Ha habido algunos que en este confinamiento incluso se han puesto más en forma que nunca!
Y llegó la desescalada por fases…
Según terminaba el confinamiento, desde el gobierno anunciaban que el método de transporte más seguro era la bicicleta, se permitían los entrenamientos en solitario o de personas que conviviesen juntas (aunque mucha gente se lo saltara) y esto hizo que mucha, muchísima gente bajara a su trastero para desempolvar, de nuevo, la bici que se compraron hace unos años para ponerse en forma.
La alternativa al gimnasio
Y es así, cada boom de la bici, ha ido acompañado por el concepto de que la manera más efectiva, barata y divertida para estar en forma es la bicicleta. El uso como medio de transporte no ha impulsado tanto el negocio de la bici como el ahorro de una cuota fija de gimnasio. Además, la bicicleta no provoca lesiones y, para colmo, es divertida: el aire en la cara, la sensación de velocidad, la libertad de ir donde queramos.
Por eso, cuando la crisis económica provocada por la explosión de la burbuja inmobiliaria, cuando el paro crecía, la gente ahorraba costes y, en las tiendas de bicicletas, la venta de bicicletas nuevas, revisiones, ropa, cascos, gps bicicletas y otros accesorios subían cada día.
La alternativa, real, al transporte público
Los que nos hemos movido a diario en bicicleta por Madrid, como medio de transporte para ir a nuestros trabajos, ya sabíamos lo que ahora anuncian gobiernos (estatal y regional) y ayuntamientos: La bicicleta es el medio de transporte más seguro, menos contaminante y más beneficioso que existe.
La clave, en esta ocasión, está en que se trata de un medio de transporte individual, complica mucho el contagio, que sí se puede producir en autobuses, tranvías, metro, trenes o, incluso, en coches compartidos.
Se ha hablado de la distancia que se debe guardar en el rebufo entre ciclistas, pero en rutas no deportivas esto es fácil de evitar, ya que no tenemos porqué esforzarnos y romper a sudar para llegar a nuestro trabajo. E incluso, dentro de nuestras limitaciones, es igual de recomendable el uso de mascarilla para evitar que nuestras gotas microscópicas respiratorias se expandan sin control alrededor de nosotros, contagiando a otros ciclistas o a peatones.
Y así llegamos a la llamada «nueva normalidad». Tengo que reconocer que en mi caso, estoy teletrabajando, pero cada vez que salgo a algún recado o a rutas recreativas, veo más gente en bicicleta, menos coches (gracias al teletrabajo) y un ambiente que me recuerda a Agosto en Madrid y que, en mi opinión, invita, y mucho al uso de la bicicleta. De una vez por todas, sin inversión en infraestructura. La famosa pacificación de la calzada gracias a una pandemia que ha reducido los desplazamientos en coche y que puede ser la ocasión de oro para que la bicicleta se imponga, el peatón recupere espacio al coche (ya se cerraron calles completamente al tráfico y algunas se mantienen así los fines de semana).
Solo necesitamos de gobernantes valientes, asociaciones ciclistas con propuestas lógicas, sin caer ni en el carrilbicismo, ni en el calzadismo como únicas vías. Modelos que acerquen la bici desde la periferia con seguridad, información a todos los usuarios de las vías, control estricto de velocidad, de usos de las aceras (donde las bicis nunca deberíamos circular), una red de transporte público educación en el respeto, proyectos de supermanzanas, ordenación del tráfico que favorezca el uso de la calzada con seguridad para todos y muchas otras medidas que ponen en común los expertos para favorecer el uso de la bicicleta, que el peatón recupere su espacio sin menoscavar el uso necesario del transporte a motor.