Esperanza Aguirre se ha erigido en defensora de los derechos de todos los conductores de Madrid. Defiende su libertad frente a las restricciones de tráfico que, previsiblemente, se aplicarán en los próximos meses por parte del gobierno de Carmena, su rival político e ideológico. Mientras que la alcaldesa de todos los parisinos, Anne Hidalgo, cambia coches contaminantes por coches eléctricos y por bicicletas, subvencionándolos, y restringe el tráfico de París a los vehículos más sucios, la “alcaldesa” de los conductores madrileños se erige en la defensora de los todos los coches, incluidos los que llevan softwares guarrindongos.
Y es que a Esperanza Aguirre le importa un madroño el cielo Madrid y los pulmones de los madrileños, tengan coche, o no. Lo que le interesa es quitar de la poltrona a la alcaldesa de los soviets, esa que quiere defender la libertad de respirar de todos los madrileños, con o sin coche. Porque, no creo, que la ciclista Manuela esté defendiendo el sagrado derecho de los que montamos en bici por encima de todas las cosas. No valemos, ni tantos votos, ni tantos euros por litro, por el momento. Manuela nos defiende a todos, incluidos los de los Volkswagen y los peatones, y Esperanza, no.
Espe, la que provoca un altercado cada vez que pisa la Gran Vía, sabe que el lobby de coche, ese poderoso ente que mueve la economía y mancilla nuestra salud, la apoya. Y se agarra a él, y al lobbyto (las motos) cómo última esperanza de conseguir lo que las urnas, y no otra cosa, le negaron. Y ellos, cortoplacistas, se agarraran a ella por el miedo a un desconocido mundo que ya se encargan los corifeos de pintar muy negro, para que nunca llegue. Sin embargo, echo cuentas y pienso que si el lobby del coche francés, muchísimo más poderoso que el español, está pasando por el Arco de Triunfo… ¿Por qué no puede pasar el español por el arco central de la Puerta de Alcalá, que es de cuando “rege Carolo”?
@deteibols