El otro día encontré un artículo en la edición digital de La Razón en el que exponía las dos opciones que se están valorando para el futuro servicio de alquiler de bicis que tendremos en Madrid. La primera consiste en bicicletas convencionales, y la alternativa serían bicicletas eléctricas.
La bicicleta convencional tiene un mantenimiento más barato, si bien es verdad que la bicicleta eléctrica es posible que ayude en la motivación de ciclistas no habituales a usar este servicio de alquiler. Si tenemos en cuenta que una de las principales quejas de los servicios de alquiler públicos en ciudades grandes, como por ejemplo en Barcelona, es que las bicicletas están bastante machacadas, no me quiero ni imaginar el estado de las bicicletas eléctricas en Madrid después de unos meses de uso. Incluso, la frustración de alguien que recurre al servicio de alquiler para un desplazamiento con cuestas contando con que el sistema pedelec le va a ayudar y resulta que se queda sin batería.
Otro punto a tener en cuenta es, dada la velocidad que alcanzan estas bicicletas sin apenas esfuerzo, la mayor probabilidad de que se produzcan accidentes. Todos sabemos montar en bici, si, pero ante un uso masivo, facilitado de estas bicicletas, podríamos encontrarnos con que usuarios menos experimentados circulen a una velocidad a la que no están acostumbrados. Puede parecer una idea un poco absurda, pero he tenido ocasión de probar bicicletas eléctricas y mi sensación es que vas en una especie de moto eléctrica de menos potencia.
También es verdad que yo, personalmente, recomiendo en muchas ocasiones el uso de la bici eléctrica a aquellos que quieren buscar un medio de transporte alternativo, libre de atascos, sano y que no suelen montar en bicicleta. Siempre he pensado que empezar a montar en bici, aunque sea con una bici eléctrica les va a motivar en el uso diario de la bicicleta… Y que tarde o temprano acabaran usando una bicicleta convencional porque resulta mucho más cómodo no estar pendiente de cargar el motor eléctrico. Y si no dan ese paso, es igual, aunque sea en bicicleta eléctrica, serán otro ciclista más y un coche menos.
A los que somos ciclistas urbanos habituales nos da igual, ya que seguiremos usando nuestras bicis como medio de transporte, pero ¿y al resto de usuarios? ¿conseguiría la bici eléctrica impulsar el uso de la bici en Madrid? ¿Está Madrid preparado para bicis eléctricas pero no para las convencionales?
En definitiva, pros y contras de dos sistemas pero un mismo objetivo. ¿Cuál preferís vosotros?